lunes, 15 de septiembre de 2008

Nota transparente (versión personal de una “nota de color” pero sin mucho contenido)


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De cómo se putean las mujeres menores de 25 años.

Para mí fue un descubrimiento.
Para mí fue un descubrimiento ver cómo se putean las minas de mi país. Y cuando digo “cómo”, en realidad, me refiero a “cuánto”…pero yo soy así, digo una cosa cuando quiero, y debo, decir otra.
Después de compartir durante tres años salón de clases con un grupo mayormente femenino; después de haber conocido e interactuado con gurisas que viven con amigas, o en residencias; después de haber leído durante horas los comentarios en los flogs (esa es mi nueva afición) pude constatar que las mujeres son tan agresivas verbalmente como los hombres. Y eso no me llena de orgullo, diría que todo lo contrario. Y digo “diría”, porque no lo voy a decir.
Es que yo estaba muy segurito en mi hipótesis psicológica autocomplaciente según la cual los hombres nos puteamos más como consecuencia de una crianza competitiva, donde hay que competir con nuestro padre por la atención de mamá (y nótese que dije “padre” y no “papá”, hasta allí llega la competencia); donde hay que competir con los amigos para ver quién la tiene más grande, para ver quién es más guapo, para ver quién gana más minas, para ver quién escupe más lejos, etc.. (por obvias razones, a mí nunca me gustaron demasiado las competencias de este tipo).
Pero, oh sorpresa, me vengo a encontrar que las nenas se putean tanto como los nenes. “Chupa pija”, “cagón” y “puto” tienen sus correspondientes en “trola”, “puta del orto” o “yegua” (yegua no como elogio a un físico privilegiado “qué caballo”, sino más bien como "persona de proceder maligno e inadecuado"); solo por citar algunos modestos ejemplos. Yo sabía que había competencia entre las mujeres, tampoco soy tan gil, pero lo de las puteadas para mí fue una novedad.
FFFFFFFF (resoplando)……qué difícil es cuando se te cae el paradigma. Todavía me acuerdo cuando me enteré que la nena esa que vivía en la otra cuadra no solo tenía linda cola, sino que por ella salía una desagradable y pastosa materia fecal pestilente.
Hay verdades que desmoralizan.

2 comentarios:

  1. Bo, yo le digo "YYYYEEEEGGGGUUUAAA" a las mujeres que quiero, que son mis amigas. Vos lo sabés. Y vos sos uno de mis mejores "YYYYEEEEGGGGUUUOOO". Y no digo "chupa pija" porque no estoy segura de que esa actividad sea algo malo (más bien creo que no), pero conozco chiquilinas que lo dicen... como si ellas no lo hicieran...

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  2. Es cierto señor, yo también lo noté cuando vivía en Montevideo, pero no comenté nada para no ser vista como europeita discriminadora.
    Aquí en casa, en cambio, jamás se escuchará nada de semejante calibre. Aquí somos todas unas txakurras gilipollas malhabladas de mierda.

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