martes, 30 de diciembre de 2008

Me tomó dos décadas

Me tomó dos décadas, más o menos, comenzar a intuir de qué iba la cosa. Primero se me enseñó que se trataba de un asunto de género; las mujeres seducen, los hombres actúan en consecuencia y comienzan a hacer méritos para ganarse el amor de la mujer en cuestión. Durante un tiempo me lo creí. Me parecía injusto, es cierto, pero podría servir como contrapeso hacia otras tantas injusticias de género.

Sin embargo, con el correr del tiempo, me vine a desayunar que la cosa no era tan así. En un estado de perplejidad presencié como un amigo seducía en una reunión social a tres mujeres, al mismo tiempo. Las mismas luego competían por llamar la atención del muchacho, intentando hacer méritos para ganarse su amor.

Tampoco soy tan tarado como para desconocer que siempre las mujeres heterosexuales se han sentido atraídas por los hombres lindos, pero la fantasía romántica de que la seducción era únicamente femenina seguía allí.

Pero resulta que no es tan así la cosa.


Creo que el asunto está en que cuando a uno le gusta alguien, está en una situación de vulnerabilidad y de inferioridad con respecto a ese alguien, y no hay vuelta que darle al asunto. No es cuestión de género. No es cuestión de personalidad. No es cuestión de orgullo. Es cuestión de atracción física, intelectual, emocional; y llegado el caso, de amor.

Y es ahí donde me tapa el agua. No tengo idea por qué pasan esas cosas. Me gustaría creer que es una simple compensación por este asunto de tener que morirse en algún momento, pero no estoy tan seguro. Más bien intuyo que no es así, que es un tema del azar. No sé. No sé.

Veo que grandes y meritorias personas sufren por amor, o por carencia de amor; veo que personas como yo, no tan grandes ni meritorias, no logramos atraer a nadie, y sin embargo somos atraídos por miles; veo miserables que atraen a miles y virtuosos que viven una vida triste y solitaria; y lo que es peor: veo a virtuosos y virtuosas que atraen a miles y son felices.

Porque no hay nada que moleste más que ver a alguien que además de lindo, sea virtuoso.

El amor no es justo.

Si creés en un dios; tu dios no es justo.

Si sos existencialista ateo, hermano, estamos en problemas; ni siquiera tenemos a nadie a quien culpar más que a nosotros mismos.

No sé. No sé. No entiendo.

No sé.

En una de esas, dentro de veinte años y pico pueda descubrir algo interesante al respecto. Aunque sacando unas cuentas bastante básicas, es probable que ya sea demasiado tarde.

5 comentarios:

  1. 100 por cien de acuerdo contigo Darío. Es algo que no podemos solucionar democráticamente; no hay modo de que todos consigamos lo que buscamos.
    Debe ser la puta selección natural.

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  2. Ah, yo no creo que sea tan así. Que yo sepa, vos has tenido tus novias, así que hay gente que se siente atraída por vos. Capaz que vos no lo sabés, pero por ahí puede haber un o una botija que muera de amor por vos y que no se anime a decírtelo, o siquiera insinuártelo, y ojos que no ven...
    Igual, yo creo que los que encuentran una pareja y viven felices para siempre son unos pocos afortunados. El resto de nosotr@s estamos condenados a vivir picotenado del amor que algun@s misericordiosos se dignan a brindarnos.
    Salud.

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  3. Maldito, Maldito, Maldito!

    Como si no tuviera ya cuestionamientos en mi cerebro con respecto a este tema, para venir a leerte y encontrarme con MÁS cuestionamientos del estilo para agregar a mi eterno repertorio!

    Grr...

    Vas a pagar por esto!





    P.D: (nótese la ironía chiquilín... resumo todo esto en un "Gracias por tirar más puntas para pensar")

    Saludos Samsenses!

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  4. ¡Hola! He llegado a este blog por una nota en el de Mariana.
    Te diría, que a primer golpe de vista, es cierto: Las mujeres se sienten atraídas por los hombres lindos. Pero, ¿qué se entiende por un “hombre lindo”? ¿Un rubicundo arcángel Barbie? “La pinta es lo de menos” decía la canción. Y yo digo ¡Sí!
    Porque si no hay algo dentro (intelecto) esa pinta lejos de resultar un imán, desciende la libido.
    Es cierto que en estos tiempos, en que las sociedades están vacías de poetas, está devaluada la imagen del tipo sensible, romántico, que sufre por amor.
    Todo es una pose, al fin. Vacían sus penas en la frivolidad, en invertir horas en el gimnasio y resaltando todos y cada uno de los músculos… Y evidentemente, ese musculoso dueño de un físico esbelto atraerá… ¿A quién? ¿A una mujer frívola o a otra sensible?

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  5. Bienvenida Anna; lamentablemente, creo que la respuesta a la pregunta que realizás al final de tu comentario es : a ambas.
    Es cierto que luego esa atracción no pueda sostenerse en el tiempo, pero mi "artículo" apuntaba más bien al desconcierto que me produce la atracción original, primaria, que lejos está de la poesía y "lo de adentro".
    Creo que, tristemente, tanto la mujer sensible, como el hombre sensible se ven atraídos por los y las lindas primero; luego se pone en cuestión si colman las espectativas o solo queda en una belleza en el envase.
    Los hombres frívolos y las mujeres frívolas también se ven atraídas por los y las lindas, pero no se cuestionan luego si hay algo detrás de esa belleza inicial.
    Creo.

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