domingo, 25 de abril de 2010

Olvido

Al olvido me lo imagino como un líquido denso, tal vez, negro, tal vez como una sustancia muy parecida al petróleo. Lo imagino avanzando y desapareciendo bajo su densidad a todo aquello que toca. Me imagino una habitación, invadida, lentamente, pero de forma constante, por el líquido negro; creo ver un charco de olvido donde alguna vez estuvo aquella silla; creo ver una mancha de olvido donde alguna vez estuvo el sonido de la voz de mi abuela. Creo ver que el líquido negro ese, cubre las cosas de a poco, pero no se las apropia ni las destruye, porque en las destrucciones suelen quedar rastros; no sé, yo creo que las transforma en nada, que las hace nada. Nada. Vacío. Ausencia. Veo venir de lejos el aluvión, y me aterra saber que la gente que quiero, las cosas que pienso, y yo, más tarde o más temprano, vamos a estar cubiertos de olvido. Dicen que uno puede librarse de esto escribiendo, dejando una huella.

Soy crédulo, pero no soy estúpido.

7 comentarios:

  1. Yo me estoy olvidando de como era la voz de mi abuelo.
    Pero el otro día hice un hallazgo interesante: en vez de recordar un recuerdo verdadero, como que me inventé uno.
    Resulta que tuve que ir a hacer el curso de la Corte Electoral, por si me tocaba trabajar en las elecciones municipales. Me dieron un librillo que contenía el istructivo para proceder en tal ocasión. Me puse a leerlo, le escribí mi nombre, subrayé algunas partes que no entendía, y de repente pensé en mi abuelo. Pensé que si él estuviera vivo me hubiera pedido el librillo para leerlo, para estudiarlo detenidamente, para fotocopiarlo, encuadernarlo y guardarlo prolijamente junto con otros documentos, y eso me fue tan familiar que juraría que fue un recuerdo y no mi imaginación. Y si no hubiera sido porque estaba rodeada de gente me hubise puesto a llorar así como ahora. Pero fue lindo. Me gusta acordarme de mi abuelo así, aunque sea mentira.

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  2. Vos sabés que me parece interesante como lloramos ni bien tocamos el tema de nuestros abuelos. Yo, mientras te (les) contaba este sueño hace un tiempo, incluso antes de escribirlo, iba precioso hasta que nombré la voz de mi abuela, y llorisquée. Lo mismo con la radio esa que tenía caro arriba de la mesa, igual a la que tenía mi abuelo. En fin, me interesa saber por qué lloramos así. Tal vez en mi caso sea porque los asocio con mi niñez, y tal vez sea parte de un duelo, o algo así. No sé. Tal vez sea porque son los primeros familiares cercanos que vi morir. La muerte en teoría da miedo, pero cuando se te muere alguien.......no se me ocurren palabras.

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  3. Debe ser que los extrañamos. Y que no podemos hacer nada.

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