jueves, 20 de mayo de 2010

Da asco ser mi propio

y eficiente cuerpo de gendarmes.

Da vergüenza masticar mi mano

para saciarme sin hambre.


Estimo triste merodear la vida

caminando por el cordón,

salpicándome con agua podrida,

solo de ocasión en ocasión.


Voy con los brazos cruzados

apretando el corazón,

llevo el disfrute entrecortado

como la respiración.


Voy en sorpresa permanente

y en permanente contradicción,

transgredo torpemente

para escaparme de quien soy.


Vomito mi bronca con frustración;

veo mi reflejo donde el vómito cayó

y entonces pienso que así soy yo:

un desperdicio espeso de algo mejor.

6 comentarios:

  1. Tiene razón Aurelio de arranque nomás: que horrible es darse cuenta que uno se reprime.

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  2. Y qué horrible no poder evitarlo. Y qué horrible lastimarse a uno mismo sin saber por qué. Y..y...y...y..

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  3. Me gustoooo......bello, bello el poema pequeñín. Aurelio me hace pensar. =)

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  4. Ojo con ese hábito Miren...ojo..

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