viernes, 18 de junio de 2010

Cruel


Para variar, el cielo estaba gris, soplaba el viento, y llovía. Un tipo en una silla de ruedas seguía con la mirada a una abrigada y hermosa morocha que pasó sin mirar. Los ojos del muchacho la contemplaban como uno contemplaría a un relámpago prolongado en un día de tormenta eléctrica. Me dieron muchas ganas de llorar.

Me puse a pensar en lo cruel que es esto, y cuando digo esto, digo, todo; lo cruel que es todo esto. Me dieron ganas de decirle a la mina “miralo, sonreíle aunque sea”; sí, sé que suena a lástima, y que la lástima tiene mala prensa, pero…una sonrisa ayuda a entibiar el frío de la desolación; un desdichado digiere mejor el padecimiento si alguien le sonríe, de vez en cuando, durante un ratito.

Se me hace inevitable pensar en paralelismos, metáforas y otros recursos que sabemos de memoria. Me cuesta no decir que en cierto punto, todos tenemos nuestra propia silla de ruedas, y por lo tanto, nuestro propio impedimento para caminar. Tanto me cuesta no decirlo, que lo terminé diciendo. Da igual. Qué triste me puso esa imagen.

En fin, ella siguió, él siguió, yo seguí. Al menos eso creo.

1 comentario:

  1. =/ Eso es muy triste. Pero, y aquí lo perturbador, me agradó lo que escribiste.

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