martes, 8 de noviembre de 2011

No digas bobadas


¡Shhhhhhhhhhhh! No digas bobadas,

no digas bobadas

que quiero mirarte;

vos actuá normal,

como si yo no estuviera mirando.


Sí, ya sé que es difícil,

pero dale,

no sé,

actuá normal

que yo te miro.


Porque sos más linda cuando sos así,

cuando hacés cosas de esas que...

De esas que hacen las que son vos

¿entendés?


Ya sé; hagamos esto:

vos mirás al cielo, como pensativa,

podés pensar si querés,

y yo te miro.


¡Pero no pienses en cosas feas!

No pienses en cosas feas

que cuando ponés cara de preocupada

me dan ganas de llorar.


No quiero llorar,

al menos no ahora,

ahora te quiero mirar.


Pensá en cuando eras chica,

pensá en la sensación esa,

la de volver de la escuela

corriendo con la túnica desprendida;


pensá en el café con leche

y en las galletitas,

en correr, en trepar;

¿ves? Es fácil.


Ahora quedate así,

que te quiero ver para siempre.

6 comentarios:

  1. Tierno :)

    Me gustan tus poemas.

    ResponderEliminar
  2. megustómegustómegustó

    ¿Hay destinataria, pequeño?

    Txus

    ResponderEliminar
  3. Me gusta que te guste.

    Siempre hay una destinataria, en cierta medida.

    ResponderEliminar
  4. De acuerdo, pero yo también quisiera guardarme las palabras de esa chica de la librería que lo sabía todo acerca de Beckett. Creo que no me importaría que se corrompiera la imagen en ese, tan particular, caso.
    Muy lindo, che, para variar.

    ResponderEliminar
  5. Gracias por eso último; y sí, a veces está bueno que se corrompa la imagen, porque lo que se corrompe también puede ser lindo. O algo así leí en algún lado.

    ResponderEliminar