jueves, 13 de diciembre de 2012

No te necesito: opto.





La verdad
es que puedo vivir sin vos;
la verdad,
es que no te necesito.

Es justamente ahí
donde está el valor
de todo esto:

no es que te necesite en mi vida,
como se necesita al aire, o al agua,
o como un enfermo necesita
una medicación.

No es que te necesite en mi vida,
es que te quiero en ella;


no es que no puedo vivir sin vos,
es más bien
que quiero vivir en un mundo
donde vos estés acá,
al ladito, cerca.

No es que te necesite para vivir,
es que vivir,
es más lindo contigo,

y será por eso que te quiero.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Brutos besos




Te mando besos con olor a café humeante
de los que calientan las manos en invierno.
Y besos con olor a libro nuevo
y caricias con zumbidos de viento,
con hojas de palmera,
que se mueven y hacen fffffffffffffffffffff.

También besos de nubes,
de las que pasan re rápido
y parecen pinturas en movimiento.

¡Y un abrazo de Cuidadoquetecaés!
Aunque en verdad estés firme y quietita.

Mando, mando, también,
susurros que dicen cosas lindas mientras dormís,
para que si hay suerte
las incorpores a tus sueños y sueñes más lindo.

Dispuse además veinte besos en una catapulta;
te los voy a ir tirando,
así que no te asustes si en el techo de tu casa
se oyen algunos “¡Plum! ¡Plum! ¡Plum!”;
es que nunca aprendí a ajustar las distancias,
y a veces le erro.

¡Ah! Y puse algunos besos 
en unas pompas de jabón,
de esas con muchos colores ¿viste?
Así que estate atenta para agarrarlos
a medida que las pompas vayan reventando,
no sea cosa que por despistados
caigan en cualquier lado.

Te iba a escribir un poema también,
pero no me dio el tiempo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Ya todos sabemos





Ya todos sabemos que el regreso
es siempre un malentendido:

ni uno es el mismo que fue,
ni el otro es el mismo que ha sido,
ni siquiera el lugar del regreso
sigue siendo el mismo.

Ya todos sabemos,
pero igual insistimos,
con quesdetuvidatantotiempo,
con aversinosjuntamosundiadestos.

Y aunque todos ya sabemos,
nos seguimos juntando,
a contar las mismas anécdotas,
a comentar los mismos recuerdos,
que son una especie
de potenciales nuevas aventuras
que nacen muertas.

El regreso no existe,
al menos no más allá de la farsa,
más allá del malentendido cómplice.

Y a mí, un poco, eso,
como que me da ganas de llorar.

domingo, 14 de octubre de 2012

Las huellas



Iba pensando en que las huellas
te llevan siempre para atrás.

No me animaba a girar la cabeza
y al retrovisor allá adelante
no alcanzaba a mirar.

No pude ver si nos seguías o no.
Ni tan importante era.

Paró de llover y yo paré de pensar;
le dije al tachero “cóbrese”
y le di todo lo que tenía.

Ya no llovía
y yo sólo quería sentir
el olor a la lluvia que se había ido.

Caminé por el costado de la ruta,
crucé el puente,
algunas cabezas se asomaban
y miraban, curiosas.

Llegué al pueblo de nuestra infancia,
pero no estaban las mismas casas,
no vi a la misma gente
ni los mismos árboles,
y, por supuesto, no estabas vos.

Ahí opté por pensar
que el pasado y el futuro
a lo mejor se juntan
en algún lugar.

Y pensé, emprendiendo la vuelta,
que el regreso
es el acto humano más rebelde,
pero aun así
es uno de los más inútiles.

Volví al pueblo.
Ya no había nada para mí.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Aurelio: apuntes biográficos 8



Pensar.
Una vez me dijo Aurelio que pensar era algo improductivo; pensar de verdad, comprender por ejemplo que un tenedor está compuesto en última instancia por residuos aleatorios del polvo de lo que alguna vez fue una estrella; entender que el tenedor y el cuchillo con los que comemos alguna vez fueron luz, partículas que vagaron por la inmensidad del universo, durante tanto tiempo que hasta cuesta imaginárselo.
Me dijo que hay veces que conviene callarse. Me dijo que la lucidez del fatalista, que esa amargura a carcajadas, no es bien vista en los foros de las buenas personas, de los correctos, de los alineados, de los que saben cómo distraerse bien. Poco a poco voy aprendiendo a saber cuándo debo callarme y cuando hablar