domingo, 1 de julio de 2012

Aurelio: apuntes biográficos (7)


7
Me hubiese encantado continuar creyendo que Aurelio sentía un desapego absoluto por la moral burguesa, por los bienes materiales, por las convenciones sociales y, a fin de cuentas, por el bien y el mal; pero esa creencia hubiese significado no entenderlo por completo. Y creo haberlo entendido por completo.
 Su bohemia y su desapego por la vida burguesa, por las garantías y comodidades que esa vida le hubiese brindado, no lo eximían de responsabilidades que se le hacían ineludibles: Aurelio a menudo experimentaba culpa, y asumía conductas más propias de un humanista solidario que de un poeta egoísta y descarriado. Ayudaba gente; hacía reír a extraños que encontraba sufriendo, solo por solidaridad; me consta que compartía litros de vino y horas de conversación con cuanto paria había en la vuelta so pretexto de “aprender de ellos”, pero con la secreta –muy secreta- intención de “ayudar a ellos”.
 A fin de cuentas, Aurelio se debatía entre la moral heroica y lo que le provocaba el mundo que lo rodeaba. La moral heroica casi siempre triunfaba. Pero a no confundirse: casi siempre.

Había otro debate del que Aurelio me hizo partícipe. El eje temático de sus cavilaciones y sus dudas, era el amor. El amor, y el desamor. El amor, el desamor, y la resignación. Aquí expongo una parte de uno de sus correos al respecto, en el que es particularmente claro sobre el tema en cuestión:


Yo no suelo dar consejos, no soy bueno en eso; mucho menos consejos sobre el amor. Pero botija, en un momento de mi vida me di cuenta que era hora de tomar una decisión; a las mujeres que me gustaban y me interesaban, yo no les gustaba, y a lo sumo, querían ser mis amigas; y alguna de las que no me gustaban ni me interesaban parecía demostrar interés en mí; ahí tuve que decidir qué rumbo tomar, y recién acá llega el consejo mijo: si estás en la misma situación que yo, la cuestión es vivir solo y triste, sin el amor de alguien que te guste, te conmueva y te interese, o vivir al lado de alguien que no te gusta, ni te conmueve ni te interesa, pero que acepta estar a tu lado. Yo elegí la primera opción porque no pude ser tan valiente o tan canalla para abandonar mis principios del amor poético, entonces ando por los rincones llorando penas de amores que no sucedieron, caminos que no transité, etc. Etc. Palabras nomás.
 La cosa nene es que a menos que seas hermoso y virtuoso, o tengas mucha suerte, vas a tener que tomar esta decisión.
 No te aconsejo ninguna; prefiero que seas hermoso y virtuoso, pero en caso de que no te consideren como tal y tengas que elegir qué camino recorrer, te aconsejo que elijas lo que quieras y no le des más vueltas al asunto. Te vas a arrepentir porque es inevitable, pero vas a llorar menos, con un poco de suerte y el método de evasión adecuado.

Mi primera lectura del asunto no fue del todo alentadora. La segunda, y las que vinieron después, lo fueron mucho menos.

4 comentarios:

  1. Aurelio me dejo pensando con eso ultimo. Malo aurelio, hace pensar

    Gracias Hook.

    S.H.

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  2. Acá le chingó el amigo: ser un crápula atractivo (que son sinónimos) es la mejor opción. Y con atractivo no me refiero a ningún rasgo físico, sino que basta con un tatuaje de Exploited, por ejemplo.. jeje.. con esa excepción, la sabiduría de Aurelio es de recibo.
    Saludos!

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  3. No me lo imagino tatuado a Aurelio. Qué perturbador eso.

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