domingo, 20 de octubre de 2013

De Felipe Polleri

De Felipe Polleri en El pincel y el cuchillo.


“Tenía las manos en sus nalgas. Pero ya habíamos terminado, y no pensábamos en nada. Suspiré. Ella levantó el culo, saqué las manos y me tiré a un costado. Prendí un cigarrillo.
-¿Querés un sorbo?- dije, mirando el vaso.
No me contestó. Se había acurrucado a mis pies, en posición fetal. Había una mancha roja en la pared. Una de mis acuarelas. Un velero rojo. El amor, las acuarelas, el vino. Horas robadas a la desesperación, pensé. Levanté el vaso y brindé con el aire.
-A veces pienso que la vida vale la pena- dije.
-Yo también- dijo ella-. Es mentira.
Se arrastró y apoyó la cabeza en mi hombro.
-Sólo amor, ¿verdad?- dije.

-Sí- dijo ella, con una sonrisa muy torcida-. Es sólo amor. Te cobran el alquiler igual.”

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