jueves, 27 de marzo de 2014

De poco y nada

De poco y nada valieron,
de poco y nada valen,
todos los momentos
en los que no te miré.

De poco y nada valen,
de poco y nada valieron
todas esas cosas
en las que posé mi vista
y que no eran vos.

De poco valen las nubes,
las copas de los árboles,
las olas del estuario
dándose de lleno
contra las rocas de la rambla,
las estrellas agujerito
pavoneándose tan blancas
en las noches por mi ventana,
o los alfileres gotita
de las tardes otoñales.

Maldito todo aquel momento
en el que no te miré.

Entonces, malditas las nubes,
malditos los árboles,
los estuarios, las rocas,
las estrellas, las noches,
mi ventana, la lluvia,
el otoño.

Maldito todo aquel momento
en el que no te miré,
porque tus rasgos
se me van desdibujando
de la memoria,
porque sé
que se me van a ir
para no volver,
tal cual vos,
cuando optaste por irte,
para no volver.

Maldito todo eso,
pero nunca,

nunca, nunca, nunca,

nunca,

nunca maldita vos.

A vos, siempre,


sonrisas con la mirada perdida.

martes, 11 de marzo de 2014

He estado observando.


He estado observando.

He observado que “tener”, e incluso “conocer”, son palabras que representan conceptos engañosos, que parten de la estaticidad del Ser, que es una idea tan falsa como denigrante: nunca llegamos a tener a alguien, nunca tuvimos a nadie ni lo tendremos; ni siquiera logramos conocer a quien está más cerca de nuestro sentimiento. Siempre hay una sorpresa, un acto “que no es propio de ella”, siempre hay una traición –que no suele ser otra cosa que un cambio de opinión sin previo aviso-; siempre hay algo que con horror vemos cambiar y, frecuentemente, irse.

Bueno, pues no. No hay tal cambio. Nadie es uno; somos mucho, che, somos demasiado como para elegir el primer número entero mayor a cero para representarnos. No podemos conocer  nunca a nadie totalmente. Y sospecho que no conocer totalmente, es no conocer.

Eso me llevó a pensar si podemos realmente amar a alguien en estas condiciones de extranjería, o si amamos lo que proyectamos de nosotros mismos, en el otro.

Es entendible, supongo, porqué detuve acá mi razonamiento.