domingo, 3 de agosto de 2014

Los sueños de todas las demás personas

Anoche soñé que nunca más
iba a soñar contigo.

Soñé
que nunca más iba a verte sonriente
entrometida
en los inventos que mi inconsciente
se esmera en fabricar de noche,
y en recordarme,
en la mañana.

Soñé que nunca más
iba a soñar contigo;

no me desperté horrorizado,
seguí soñando, con horror,
en un mundo onírico
que no te iba a tener,
nunca más, a vos.

Hoy de mañana viajé pensando
en qué terrible sería
que no te soñara más:

pensé, que de alguna manera,
es como si existieras menos,
como si hubiera
menos vos en el universo.
En ese viaje se me erizó
hasta lo que no tengo.

La verdad es que no soy afín
a tomar en serio
todo lo que alguna vez
me vaticinan los sueños,
pero tratándose de vos
el tema es más delicado
y no viene mal andarme
con algunos cuidados.

Soñé que nunca más
iba a soñar contigo;

pues bien:

a partir de ahora,
tendré que soñar los sueños
de todas las demás personas,
como si fueran míos.


Hasta que aparezcas de nuevo.