sábado, 28 de febrero de 2009

A ver si nos decidimos

Jesús

Así era el Jesús de las películas sesentonas que me mostraban en la escuela. Hasta llegaron a decirme que la luz de su alma daba ese color azul de los ojos.
En otra película –de la cual no pude obtener imágenes, aun- Jesús aparecía rubio, con pelo largo de hippie prolijo y torax de guardavidas californiano, sanando y sanando, haciendo caminar paralíticos y haciendo que los mancos se ataran los cordones por sí mismos. Este es, entonces, el Jesús de mi infancia.



Jesús

Esta cara de personaje escapado de un capítulo de Mac Gyver se corresponde con la imagen de Jesús que aparecía en las carpetas de catequesis de quinto año en adelante. Época que podría denominarse como “el progresismo” a la hora de diseñar una imagen publicitaria de Jesús.
Además se corresponde con las caras de Jesús en las películas de los ochenta, donde se aceptaba que Jesús no fuese ario, pero hasta por ahí nomás. Estas películas llegaron de modo masivo al público en las pascuas cristianas de los ochenta a esta parte, a través de los canales abiertos de televisión.




Jesús

Producto del auge de las señales de televisión por cable, y de un repentino uso de la razón de gran parte de los espectadores, la televisión abierta sufrió un desprestigio y abandono tremendos. Y al Jesús fílmico le sucedió lo mismo. Su ámbito de estrellato se limitó al género documental, testimonial, histórico; y esta cara se corresponde con la imagen del Jesús del History Channel. Según decían en un programa de dicho canal, con un no muy claro rigor científico como nos tiene acostumbrados, esta imagen es la que se debió ver en el santo sudario.
Un Jesús aburrido, de museo.







Jesús

Este Jesús mete onda. Es de principios del siglo 20 (o de repente no) y lo encontré de casualidad. Tiene cara de estampita. Lo que se dice un trabajo publicitario muy bien hecho, redondito, completo. Vendible.
Con un morral, ojos achinados y sonrisa firme, perfectamente podría escuchar once tiros.





Jesús

Violento, decidido, duro y disciplinado pero sin perder la ternura. Éste es el Jesucristo de las tendencias izquierdistas y derechistas progre.
Actualmente, un Jesús de remera. O incluso, si se busca bien en alguna feria o puesto callejero, ¡es un Jesús de billetera! En definitiva, un Jesús mucho más acorde a los tiempos en los que vivimos.




martes, 24 de febrero de 2009

Pesadillas recurrentes


No recuerdo haber hablado bien del franquismo en lo que va de mi vida, pues ocurre que no me agradan los gobiernos fascistas de fanáticos religiosos. Sin embargo, debo reconocer que esto con Franco no pasaba.
Jamás hubiese tenido que soportar en la tele tanto playback mal hecho.

Estos le abrieron la puerta al tractor amarillo, no nos olvidemos…

sábado, 21 de febrero de 2009

Nué

Nuejartístico morirse;
luartístico ejintentar no morirse,
aunquesté claro ques imposible

miércoles, 11 de febrero de 2009

Mis referentes


Joseph Ratzinger

De él habría que partir para hacer un perfil de mi personalidad, de mis pensamientos, de mis convicciones, de lo que considero correcto y honesto, y de lo que no estoy dispuesto a tolerar. Aunque a veces nuestros pensamientos nos pongan en veredas opuestas, sigue siendo un referente; el sur que me sirve para orientarme y saber hacia donde caminar.




Héctor Perry

De él aprendí la grosería, aprendí que decir una palabra picaresca en el momento justo te permite hacer reír a todos los que se encuentran alrededor, muchas veces contra su voluntad. Y eso te hace sentir poderoso. Es como una violación humorística al prójimo.
Probablemente Héctor escogería otras palabras más contundentes para reformular la oración anterior.
Y posiblemente hubiese hecho un chiste tan grosero como veloz al ver que usé la palabra “escogería”.


Juan Carlos Scelza

De él aprendí valores humanos importantes, como el de acomodarse ante las diversas dificultades de la vida, acomodarse y acomodarse bien; de él aprendí pilares morales de comportamiento, como el perjudicar al compañero para beneficio propio ni bien se tiene oportunidad; aprendí gran número de sinónimos, y una larga lista de cosas que no terminaría de referir jamás.



Nicolás Cotugno

De él aprendí a impostar la voz, a impostar el tono, a impostar autoridad moral, a impostar interés, a impostar amabilidad, a impostar tranquilidad, a impostar aceptación, a impostar.
Yo sería un gran jugador de truco.



Petru Valensky
De él aprendí que el humor no siempre es un ejercicio de inteligencia.



Julio Ríos

De él aprendí que eso de la cultura no es tan así. Uno puede aparentar conocimiento en vez de esmerarse en obtenerlo. Tan solo con la inclusión, en una de cada tres frases, de por lo menos dos adverbios terminados en mente, y la inclusión de palabras que no tengan ninguna función relevante, se te garantiza prestigio y un lugar entre las personalidades “de buen léxico”.

De modo que la oración:
Darío Rodríguez será titular en Peñarol el domingo.

sería sustituída por:

Y puntualmente, el experimentado zaguero mirasol, Octavio Darío Rodríguez, según fuentes consultadas recientemente en todo lo que tiene que ver con el entorno del club dirigido por el otrora campeón uruguayo y actualmente técnico de la institución, Julio Ribas, sería de la partida puntualmente en la zona defensiva en el complemento de la segunda fecha del torneo uruguayo a disputarse el día domingo.





Fabián O´neill.

Sí señor. De él aprendí que si juego bien al fútbol no tengo razones para preocuparme de entrenar, correr, no salir de noche y esos versos de los moralistas del buen vivir. Puedo jugar ebrio, y hacerlo bien.



Lic. Orlando Petinatti
(como no sé su verdadero nombre, uso el de su personaje)

De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.
De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.
De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.
De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.
De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.
De él aprendí un valor muy importante para ejercer el humor.







“Pachu” Peña

De él aprendí que yo estaba equivocado en creer que la actividad más disfrutable del mundo era escribir, cuando a las claras la suya –la de manosear porteñas de pulposos atributos y decirle chistes ordinarios mirando de modo cómplice a la cámara- es insuperable
.


Gustave Flaubert

Éste, como bien indica el pie de foto, es Gustave Flaubert. De él aprendí todo lo que no me gusta en un escritor.
Si querés tanto realismo, hacete fotógrafo de policiales en la diaria.