No soy un borracho. No suelo estar borracho. Mucho menos soy un alcohólico. Pero en acuerdo con la organización mundial de la salud, creo que el vino hace bien.
Según escuché a alguien que decía que leyó en un estudio que dijeron en la radio que había salido publicado en internet, tomar un vaso de vino por día, ayuda a prevenir los problemas cardiovasculares.
A mí me interesa cuidar mi salud. Si bien no tomo ni una gota de vino de domingos a jueves, me cuido, me quiero; me protejo la salud los viernes y los sábados tomando dos litros de vino. Y estoy orgulloso.
Ahora, hagamos cuentas:
La semana tiene siete días. Debemos tomar un vaso por día, eso nos da un total de siete vasos de vino por semana.
Yo no tomo, como dije, de domingos a jueves, de modo que los viernes y sábados yo recupero los vasos de vino que debí haber tomado durante la semana para cuidar mi salud.
De acuerdo a la medida standard de vasos, cuatro vasos completos forman un litro. Si cuatro vasos de vino son un litro de vino, siete vasos de vino son casi dos litros.
Como antes dije, yo tomo, en dos días, viernes y sábado, un total de dos litros de vino, es decir, ocho vasos de vino.
Podrá objetárseme que tomo un vaso más de lo aconsejado; podrá decírseme que estoy sobreprotegiéndome. Es posible. Pero vale aclarar que algunos problemas cardiovasculares son hereditarios, y mis abuelos y mi padre han tenido la precaución de poseer dichos problemas, por lo que, en cierta medida esa “sobreprotección” es válida, y llegado el caso, aconsejable.
Sin embargo, hay algo que me perturba. ¿Acaso el consejo de tomar un vaso de vino por día será retroactivo? Es decir, ¿debo calcular desde el primero de mis días hasta la actualidad la cantidad de vino que debí haber tomado para cuidarme la salud? No quiero caer en paranoias o en ataques de pánico, pero, un escalofrío me recorre la espalda: ¿y si no tengo tiempo suficiente para recuperar todo el vino que debí haber tomado para protegerme?