Andate.
Por favor,
agarrá tus cosas,
y andate.
Andate. En serio.
Salí de mi cabeza;
salí por mis fosas nasales,
o si querés,
por mis orejas.
Pero andate.
Andate, por favor. Agarrá tus cosas
y andate.
O andate sin tus cosas,
la cuestión es que te vayas,
que me liberes la cabeza
de tu presencia.
Liberame la cabeza.
¿ “Liberame la cabeza”?
¿Ves lo que me hacés decir?
Andate por favor. Andate.
“Liberame la cabeza”. Sólo falta que diga
“de fiesta” para ser un hippie de mierda.
¡Salí!
¡Salí de mi cabeza!
Necesito un poco de tu no presencia.
Tu no presencia de mañana,
cuando abro mis ojitos;
tu no presencia a la noche,
cuando froto mis pies
tratando de cerrar mis ojos.
Tu no presencia.
Te lo imploro. Salí de mi cabeza.
Voy a dejar de escribir acá,
para que puedas ir saliendo.
¡¡¡Hermoso!!!!
ResponderEliminar¡Chas gracias!
ResponderEliminardicen que las mudanzas de la cabeza son las que más demoran
ResponderEliminarYa lo decía La Mojigata.
ResponderEliminarqué lindo! :)
ResponderEliminarsi no es mi preferido, está muy cerca
(La Mojigata dice tantas cosas...)
Gracias, "Anónimo dijo..." La cercanía a la preferencia es generalmente lejanía al desinterés :)
ResponderEliminarSí, está bueno, pero a mí me gustan los que tienen trenes :-)
ResponderEliminarY además es como la caspa (¡jamás hagas caso a los comerciales de shampoo!): no se quita, si está en la cabeza, no se quita. Raro mecanismo la cabeza.
Pero tal vez, si le construyo rieles...
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