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Me hubiese encantado continuar creyendo que
Aurelio sentía un desapego absoluto por la moral burguesa, por los bienes
materiales, por las convenciones sociales y, a fin de cuentas, por el bien y el
mal; pero esa creencia hubiese significado no entenderlo por completo. Y creo
haberlo entendido por completo.
Su
bohemia y su desapego por la vida burguesa, por las garantías y comodidades que
esa vida le hubiese brindado, no lo eximían de responsabilidades que se le hacían
ineludibles: Aurelio a menudo experimentaba culpa, y asumía conductas más
propias de un humanista solidario que de un poeta egoísta y descarriado.
Ayudaba gente; hacía reír a extraños que encontraba sufriendo, solo por
solidaridad; me consta que compartía litros de vino y horas de conversación con
cuanto paria había en la vuelta so pretexto de “aprender de ellos”, pero con la
secreta –muy secreta- intención de “ayudar a ellos”.
A
fin de cuentas, Aurelio se debatía entre la moral heroica y lo que le provocaba
el mundo que lo rodeaba. La moral heroica casi siempre triunfaba. Pero a no
confundirse: casi siempre.
Había otro debate del que Aurelio me hizo
partícipe. El eje temático de sus cavilaciones y sus dudas, era el amor. El
amor, y el desamor. El amor, el desamor, y la resignación. Aquí expongo una
parte de uno de sus correos al respecto, en el que es particularmente claro
sobre el tema en cuestión:
Yo no suelo dar consejos, no
soy bueno en eso; mucho menos consejos sobre el amor. Pero botija, en un momento
de mi vida me di cuenta que era hora de tomar una decisión; a las mujeres que
me gustaban y me interesaban, yo no les gustaba, y a lo sumo, querían ser mis
amigas; y alguna de las que no me gustaban ni me interesaban parecía demostrar
interés en mí; ahí tuve que decidir qué rumbo tomar, y recién acá llega el
consejo mijo: si estás en la misma situación que yo, la cuestión es vivir solo
y triste, sin el amor de alguien que te guste, te conmueva y te interese, o
vivir al lado de alguien que no te gusta, ni te conmueve ni te interesa, pero
que acepta estar a tu lado. Yo elegí la primera opción porque no pude ser tan
valiente o tan canalla para abandonar mis principios del amor poético, entonces
ando por los rincones llorando penas de amores que no sucedieron, caminos que
no transité, etc. Etc. Palabras nomás.
La cosa nene es que a menos que seas hermoso y
virtuoso, o tengas mucha suerte, vas a tener que tomar esta decisión.
No te aconsejo ninguna; prefiero que seas
hermoso y virtuoso, pero en caso de que no te consideren como tal y tengas que
elegir qué camino recorrer, te aconsejo que elijas lo que quieras y no le des
más vueltas al asunto. Te vas a arrepentir porque es inevitable, pero vas a
llorar menos, con un poco de suerte y el método de evasión adecuado.
Mi primera lectura del asunto no fue del
todo alentadora. La segunda, y las que vinieron después, lo fueron mucho menos.