De
poco y nada valieron,
de
poco y nada valen,
todos
los momentos
en
los que no te miré.
De
poco y nada valen,
de
poco y nada valieron
todas
esas cosas
en
las que posé mi vista
y
que no eran vos.
De
poco valen las nubes,
las
copas de los árboles,
las
olas del estuario
dándose
de lleno
contra
las rocas de la rambla,
las
estrellas agujerito
pavoneándose tan blancas
en las noches por mi ventana,
en las noches por mi ventana,
o
los alfileres gotita
de
las tardes otoñales.
Maldito
todo aquel momento
en
el que no te miré.
Entonces,
malditas las nubes,
malditos
los árboles,
los
estuarios, las rocas,
las
estrellas, las noches,
mi
ventana, la lluvia,
el
otoño.
Maldito
todo aquel momento
en
el que no te miré,
porque
tus rasgos
se
me van desdibujando
de
la memoria,
porque
sé
que
se me van a ir
para
no volver,
tal
cual vos,
cuando
optaste por irte,
para
no volver.
Maldito
todo eso,
pero
nunca,
nunca,
nunca, nunca,
nunca,
nunca
maldita vos.
A
vos, siempre,
sonrisas
con la mirada perdida.