Anoche
soñé que nunca más
iba
a soñar contigo.
Soñé
que
nunca más iba a verte sonriente
entrometida
en
los inventos que mi inconsciente
se
esmera en fabricar de noche,
y
en recordarme,
en
la mañana.
Soñé
que nunca más
iba
a soñar contigo;
no
me desperté horrorizado,
seguí
soñando, con horror,
en
un mundo onírico
que
no te iba a tener,
nunca
más, a vos.
Hoy
de mañana viajé pensando
en
qué terrible sería
que
no te soñara más:
pensé,
que de alguna manera,
es
como si existieras menos,
como
si hubiera
menos vos en
el universo.
En
ese viaje se me erizó
hasta
lo que no tengo.
La
verdad es que no soy afín
a
tomar en serio
todo
lo que alguna vez
me
vaticinan los sueños,
pero
tratándose de vos
el
tema es más delicado
y
no viene mal andarme
con
algunos cuidados.
Soñé
que nunca más
iba
a soñar contigo;
pues
bien:
a
partir de ahora,
tendré
que soñar los sueños
de
todas las demás personas,
como
si fueran míos.
Hasta
que aparezcas de nuevo.