Ayer
soñé que te decía cosas,
en
un lugar desconocido,
sentados
en un sillón
que
ni vos ni yo tenemos.
Soñé
que te decía
que
más allá de tu lindura que eriza,
y
de eso que hacés
cuando
te acomodás el pelo,
lo
que más me gusta
es
la carita que ponés,
cuando
a propósito,
te
hago preguntas
difíciles
de contestar.
Soñé
que te confesaba
que
te preguntaba cosas
sólo
para ver tu cara pensativa,
tu
gesto de "esto no lo había pensado",
tus
ojitos brillosos en movimiento,
de
izquierda a derecha,
de
allá para acá.
Pensás
muy lindo, la verdad.
Esto
no te lo dije en el sueño;
te
lo digo ahora:
te
cambio todos los libros de Borges
y
todas las canciones que me gustan
-y
si no te alcanza,
también
los helados de limón
que
podría tomar de acá a que me muera-,
por
un ratito más.
Un
ratito más de vos
con
tu cara de estar pensando.
Para
todo lo demás,
no
sé si me quedará
algo
para ofrecerte.
Mirame.
Y
ya que estamos,
decime
qué te parece:
Si
no existiera
el
dolor ni la muerte
¿existiría
el miedo?
Ojitos
brillosos frenéticos.
Bueno no se como se veran mis ojos cuando pienso pero me quede pensando en esa pregunta
ResponderEliminarSigo pensando todavia je
Hermoso poema como es costumbre
Abrazo,
Txus
Dario!!! siempre me voy toda enternecida de aca
ResponderEliminarGracias por escribir poemas lindos :) !!!
SH
Gracias a ambos. Siempre al firme ahí. Ojalá les pasen buenas cosas :)
ResponderEliminarEn el eco de mis muertes
ResponderEliminaraún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
Pizarnik escribe muy lindo. Entiendo que haya miedo después de las muertes porque son muertes, plural, figuradas; después de la muerte de veras, me sigue quedando la duda. Como no puede ser de otra manera.
ResponderEliminarOoohhh!
ResponderEliminarChe, ahora que veo más mejor este asunto, ¿cómo hay que hacer para conseguir ese libro de hipopótamos dientudos?
ResponderEliminarPolanesa, entiendo que sos del lado occidental del Estuario del Plata, así que tenemos dos opciones:
ResponderEliminar1) Que veas si en alguna librería por allí Trópico sur (colección Travesía) está distribuyendo el libro por tu zona.
2) Que me escribas un correo a la dirección que aparece debajo del libro o me agregues (si usás) al Facebook y arreglamos. Te lo puedo mandar.
Vos decime qué te parecen esas opciones.
Y gracias por el interés :)
Estuve pensándolo.
ResponderEliminarDe niña pensaba que si moría todo iba a seguir siendo igual, sólo que muerta. O sea, todo el dolor y el miedo, igualitos pero muerta.
Estuve pensándolo.
Hoy creo que si no existiera el dolor ni la muerte, aún existiría el miedo.
La muchacha de los ojitos brillosos frenéticos no me dio una respuesta definitiva. Yo sigo dudando. Si en algún momento llego a algo, te comparto mi conclusión y revisamos resultados.
ResponderEliminarGracias por compartir lo que pensás, acá.
Mejor, así sigue pensando y sigue con sus ojitos brillosos frenéticos.
ResponderEliminarLe hiciste una buena pregunta.
Un abrazo.
Ah, a todo esto, además del cuelgue, me olvidé de avisar que estoy anclando a una hora de Montevideo. No es que suela encontrar excusas para pasar por ahí muy seguido, pero puedo buscar mejor.
ResponderEliminarEs una fermousra leerte.
ResponderEliminarTanto así de fermoso es leer sus elogios.
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