- ¿Salida? No. Acá no hay salida.- Me dijo el hombre, con tono burlón. Luego fijó su mirada en un punto en la lejanía, y completó:
- No hay salida, mi amigo, como tampoco hay entrada. Este lugar es todo.-
viernes, 26 de septiembre de 2008
jueves, 25 de septiembre de 2008
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Multiple choice
lunes, 15 de septiembre de 2008
Nota transparente (versión personal de una “nota de color” pero sin mucho contenido)
Este post puede contener lenguaje soez
De cómo se putean las mujeres menores de 25 años.
Para mí fue un descubrimiento.
Para mí fue un descubrimiento ver cómo se putean las minas de mi país. Y cuando digo “cómo”, en realidad, me refiero a “cuánto”…pero yo soy así, digo una cosa cuando quiero, y debo, decir otra.
Después de compartir durante tres años salón de clases con un grupo mayormente femenino; después de haber conocido e interactuado con gurisas que viven con amigas, o en residencias; después de haber leído durante horas los comentarios en los flogs (esa es mi nueva afición) pude constatar que las mujeres son tan agresivas verbalmente como los hombres. Y eso no me llena de orgullo, diría que todo lo contrario. Y digo “diría”, porque no lo voy a decir.
Es que yo estaba muy segurito en mi hipótesis psicológica autocomplaciente según la cual los hombres nos puteamos más como consecuencia de una crianza competitiva, donde hay que competir con nuestro padre por la atención de mamá (y nótese que dije “padre” y no “papá”, hasta allí llega la competencia); donde hay que competir con los amigos para ver quién la tiene más grande, para ver quién es más guapo, para ver quién gana más minas, para ver quién escupe más lejos, etc.. (por obvias razones, a mí nunca me gustaron demasiado las competencias de este tipo).
Pero, oh sorpresa, me vengo a encontrar que las nenas se putean tanto como los nenes. “Chupa pija”, “cagón” y “puto” tienen sus correspondientes en “trola”, “puta del orto” o “yegua” (yegua no como elogio a un físico privilegiado “qué caballo”, sino más bien como "persona de proceder maligno e inadecuado"); solo por citar algunos modestos ejemplos. Yo sabía que había competencia entre las mujeres, tampoco soy tan gil, pero lo de las puteadas para mí fue una novedad.
FFFFFFFF (resoplando)……qué difícil es cuando se te cae el paradigma. Todavía me acuerdo cuando me enteré que la nena esa que vivía en la otra cuadra no solo tenía linda cola, sino que por ella salía una desagradable y pastosa materia fecal pestilente.
Hay verdades que desmoralizan.
Para mí fue un descubrimiento.
Para mí fue un descubrimiento ver cómo se putean las minas de mi país. Y cuando digo “cómo”, en realidad, me refiero a “cuánto”…pero yo soy así, digo una cosa cuando quiero, y debo, decir otra.
Después de compartir durante tres años salón de clases con un grupo mayormente femenino; después de haber conocido e interactuado con gurisas que viven con amigas, o en residencias; después de haber leído durante horas los comentarios en los flogs (esa es mi nueva afición) pude constatar que las mujeres son tan agresivas verbalmente como los hombres. Y eso no me llena de orgullo, diría que todo lo contrario. Y digo “diría”, porque no lo voy a decir.
Es que yo estaba muy segurito en mi hipótesis psicológica autocomplaciente según la cual los hombres nos puteamos más como consecuencia de una crianza competitiva, donde hay que competir con nuestro padre por la atención de mamá (y nótese que dije “padre” y no “papá”, hasta allí llega la competencia); donde hay que competir con los amigos para ver quién la tiene más grande, para ver quién es más guapo, para ver quién gana más minas, para ver quién escupe más lejos, etc.. (por obvias razones, a mí nunca me gustaron demasiado las competencias de este tipo).
Pero, oh sorpresa, me vengo a encontrar que las nenas se putean tanto como los nenes. “Chupa pija”, “cagón” y “puto” tienen sus correspondientes en “trola”, “puta del orto” o “yegua” (yegua no como elogio a un físico privilegiado “qué caballo”, sino más bien como "persona de proceder maligno e inadecuado"); solo por citar algunos modestos ejemplos. Yo sabía que había competencia entre las mujeres, tampoco soy tan gil, pero lo de las puteadas para mí fue una novedad.
FFFFFFFF (resoplando)……qué difícil es cuando se te cae el paradigma. Todavía me acuerdo cuando me enteré que la nena esa que vivía en la otra cuadra no solo tenía linda cola, sino que por ella salía una desagradable y pastosa materia fecal pestilente.
Hay verdades que desmoralizan.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Yo, a menos que vos lo digas
Yo voy a estar siempre;
a menos que vos me digas
que no esté más.
Voy a estar siempre allí lejos,
expectante y curioso,
a menos que vos me digas
que no esté más.
Voy a seguir escribiendo
como poseído toda la noche,
a menos que vos me digas
que no lo haga más.
Entonces escribiría de día,
todo bien con lo que pidas,
pero tampoco da pa exagerar.
a menos que vos me digas
que no esté más.
Voy a estar siempre allí lejos,
expectante y curioso,
a menos que vos me digas
que no esté más.
Voy a seguir escribiendo
como poseído toda la noche,
a menos que vos me digas
que no lo haga más.
Entonces escribiría de día,
todo bien con lo que pidas,
pero tampoco da pa exagerar.
martes, 9 de septiembre de 2008
Cuentos cortos, viveza criolla y tarea domiciliaria
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
Augusto Monterroso.
"Esnatu zenean, dinosauroak hantxe jarraitzen zuen"
Ta, no sé, como me pareció medio corto el cuento este de Monterroso...siete palabras mijo...siete palabras te alcanzaron para hacer un cuento, y encima bien escrito, me mandé una traducida al euskera para ver qué tal ando.
*Para quienes no estén al tanto (casi toda la humanidad), estoy tomando clases de euskera online, con una amiga, y mi tarea para esta semana era intentar traducir un texto del castellano al vasco. Y yo me encontré un cuento de siete palabras.
Augusto Monterroso.
"Esnatu zenean, dinosauroak hantxe jarraitzen zuen"
Ta, no sé, como me pareció medio corto el cuento este de Monterroso...siete palabras mijo...siete palabras te alcanzaron para hacer un cuento, y encima bien escrito, me mandé una traducida al euskera para ver qué tal ando.
*Para quienes no estén al tanto (casi toda la humanidad), estoy tomando clases de euskera online, con una amiga, y mi tarea para esta semana era intentar traducir un texto del castellano al vasco. Y yo me encontré un cuento de siete palabras.
lunes, 1 de septiembre de 2008
Se me apagó el auto, arriba del 411
No deberían darme
la libreta para conducir-me.
Creo que no paso el examen.
Lo lamento mucho,
por mí, especialmente,
pero se me apagó el auto
en el repecho de la envidia.
Y está muy mal.
Y lo sé.
Pero te tengo envidia,
flaco.
Y no es una envidia sana,
si es que tal cosa fuese posible;
es una envidia fea,
muy cochina.
Quiero lo que vos tenés,
y que vos no lo tengas más;
no es nada personal, y está muy mal,
tan solo no lo puedo evitar.
Yo no pude sacar la libreta
para conducir-me.
la libreta para conducir-me.
Creo que no paso el examen.
Lo lamento mucho,
por mí, especialmente,
pero se me apagó el auto
en el repecho de la envidia.
Y está muy mal.
Y lo sé.
Pero te tengo envidia,
flaco.
Y no es una envidia sana,
si es que tal cosa fuese posible;
es una envidia fea,
muy cochina.
Quiero lo que vos tenés,
y que vos no lo tengas más;
no es nada personal, y está muy mal,
tan solo no lo puedo evitar.
Yo no pude sacar la libreta
para conducir-me.