jueves, 24 de diciembre de 2009

La fábula de la hormiga y el cigarro.

Es un hermoso y soleado día de verano; la hormiga y el cigarro están a la sombra de un árbol.

- ¿Qué estás haciendo?- preguntó el cigarro.

-Estoy trabajando- respondió la hormiga, mientras acomodaba su pequeño lomo de modo que la hoja que cargaba no se cayera al piso.

El cigarro, mirando con desdén, se acomodaba apoyando su espalda en el tronco del árbol. La hormiga, lentamente, se alejaba y lo miraba con cierta pena. El cigarro dejó caer su sombrero de paja sobre su filtro, cubriéndose los ojos del reflejo cada vez más fuerte de los rayos solares; se aprontaba para dormir la siesta, pero antes, sin mirar, le habló a la hormiga que aun no se había alejado por completo:

-Tenés que trabajar menos, hormiga. La vida no se trata solo de trabajar y trabajar. Además, fijate vos, con este calor, con este sol que parte la tierra ¿por qué no te tomás una siestita?

La hormiga, dejando la hoja en el suelo con un ágil movimiento de cintura, se detuvo. Le dedicó al cigarro una mirada de reproche, y luego le dijo:

-¿Que por qué no me tomo una siesta? ¡Porque tengo una familia! ¡Porque tengo hijos que alimentar!- gesticulaba al mismo tiempo con sus patitas delanteras- y además vivo en un hormiguero donde todos trabajamos para el bien del conjunto, que al fin y al cabo, es el bien de los míos.

-Cómo te aprendiste el versito ¿eh?- se burlaba el cigarro, con mirada socarrona.

-No sé cómo te da el filtro para decirme eso- respondió la hormiga, y mirando con mucho más odio y reproche que la vez anterior, dio unos pasos en dirección al cigarro.

-¿Qué?- dijo el cigarro anticipando la intención de la hormiga de decirle algo, acercándose.

-¿Y vos por qué no dejás de reposar como un vago y salís a provocar toses, a trabajar en la consecución de un cáncer o creás algunos problemas respiratorios? Eso es lo que debería hacer un cigarro de bien, ¿no?- la hormiga sonó tan sarcástica como le fue posible.

Luego pasaron otras cosas. Pero lo cierto es que no tengo ganas de contarlo. Bueno, a fuerza de ser honesto, no es ganas lo que me faltan; de hecho, las tenía al principio, cuando empecé a contar la historia, pero a medida que percibía que me iba quedando sin ideas y que la cosa no daba para más, las ganas fueron menguando. Es una verdadera lástima, porque la historia pudo haber tenido un final genial; o tal vez un final mediocre, o uno malo, pero al menos sería un final. Y la sensación que me hubiese quedado no sería tan lastimosa como la que me quedará al escribir esta última palabra.

martes, 17 de noviembre de 2009

ILUSIÓN ÓPTICA

Era una tarde calurosa de Octubre; yo observaba con atención lo que sucedía fuera de la camioneta. El conductor era el hermano de un amigo, que califica como “conocido” y que por lo tanto, de vez en vez, me dirigía la palabra obligándome a dejar de prestar atención al paisaje.

Las charlas eran bastante livianas en cuanto a su contenido, pero me obligaban a ser muy cuidadoso con las palabras que elegía y con mi lenguaje corporal. Los temas eran peligrosos: fútbol, política y la anatomía de algunas mujeres famosas. En éste último punto tuve alguna dificultad dado mi total desconocimiento de las mujeres que él mencionaba, pero lo solucioné con mis dotes actorales fingiendo saber de lo que hablaba; en cuanto a la charla política tuve algunas dificultades para comprimir mil ideas a un insignificante instante, que era lo que me quedaba entre opinión y opinión del conductor; por último, en el tema fútbol mis dificultades radicaban en dos visiones antagónicas del juego verdaderamente irreconciliables que para mi sorpresa no derivaron en una larga y acalorada discusión, sino más bien en un brusco cambio de tema, que eventualmente se transformó en silencio. Más allá de eso, el viaje no me generó demasiado estrés. Lo que sí me generó, fue risa.

Los rayos solares caían con fuerza sobre 8 de Octubre y la escena fuera de la camioneta parecía adquirir mayor vitalidad. Recostado en el asiento observaba todo. Mi compañero de viaje hacía lo mismo.

-¡Mirá esa morocha!- exclamó Rúben, echándome repetidas miradas eufóricas. Había mucha gente cruzando la calle, o esperando para cruzar, y el sol daba justo en mi cara, así que no la ví. Rúben no lo entendió así de fácil.

-¡Pero cómo que no la ves!

-No la veo- dije yo, tímidamente.

-¡Está ahí! ¡Ahí! ¡Es la morocha de blanco!- gritaba Rúben con entusiasmo. Entretanto, la camioneta se acercaba cada vez más al lugar en donde la morocha estaba. Y fue allí que la ví.

Si bien es cierto que era morocha y vestía de blanco, no era precisamente lo que yo esperaba ver, en especial después de tanta euforia. Era una niña de unos ocho años, vestida con túnica escolar, cargando con una mochila y su XO bajo el brazo.

Rúben la miró. Su expresión cambió. Rúben me miró. Yo lo miré. Yo no sabía muy bien qué decir; él, mucho menos.

-Está todo bien, mirá que ahora las niñas vienen muy creciditas; ésta seguro que ya va al baño sola- le dije. Rúben se mantuvo en silencio, y siguió así durante todo el viaje.

No es que yo esperaba conversar mucho al respecto de lo que había pasado, pero tampoco esperaba ese silencio sepulcral. Tal vez un “me equivoqué” hubiese sido suficiente; o un “suelo cargarme niñas de escuela, pero veo que vos no”, que hubiese sido un buen inicio de charla que seguramente derivaría en alguna otra que nos haría olvidar de la situación incómoda por la que él, y yo, indirectamente, habíamos pasado.

Lo peor de todo era que ese silencio iba a durar todo el camino de regreso hasta Peñarol. Y faltaba mucho.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Duda

-Hola. Soy agente de la policía secreta y me gustaría hacerle unas preguntas. La primera: ¿ahora que le dije que soy de la Policía Secreta y ya no hay secreto, dejo de formar parte de ella?

lunes, 2 de noviembre de 2009

Súper poder

Algunos de nosotros, en algún momento, es probable que hayamos pensado una respuesta para la siguiente pregunta: ¿qué super poder te gustaría tener?

Yo nunca estuve del todo seguro de qué súper poder me gustaría tener. Algunos de mis pares rápidamente se decidían por “volar”; otros, en menor cantidad pero con similar euforia, elegían “superfuerza”; otra opción muy popular era “ser invisible” (ésta traía la aclaración posterior “cuando yo quiera”) y otros, como yo, sin estar del todo convencidos, elegíamos “detener el tiempo.”

Pero ahora me dí cuenta de lo que en verdad quiero. Mi súper poder elegido sería “hablar todas las lenguas del mundo”. Todas. Desde lenguas muertas, a dialectos de pueblo. Todas.

Aunque no me dé el tiempo para hablarlas. Quiero conocerlas todas.

jueves, 22 de octubre de 2009

A sacarse la careta. Monologuito.

Este video fue grabado con motivo de ...algo que involucra lo que está estudiando mi amigo, pero buena persona, Ismael Agriel; y me tuvo como actor principal. Y único. Todo el trabajo, a excepción de las tonterías improvisadas por mí, le corresponden al antedicho Ismael. También le corresponde a él la responsabilidad de haberme dicho "tenés un minuto y pico para hablar.......de lo que se te ocurra. Te doy libertad TOTAL"



domingo, 18 de octubre de 2009

Lucidez pasajera

Soy un hombre débil

y cada esfuerzo es estéril.

Voy desacomodado,

enjaulado y limitado;


pienso de noche, trabajo de día,

todos mis cambios son solo teoría;

construyo mi jaula pero hablo de huir,

pasar a la práctica no deja dormir.


Un inadaptado que se quiere adaptar

Un fracaso diario, evidente y colosal.

Un ancla clavada en el fondo del mar.

Un guerrero armado con un grano de sal.


Miro hacia fuera, asustado y despierto,

descubrí hace poco que el infierno está adentro.

De mis falsas heridas, una no sana,

y demasiado revuelta amanece mi cama;


pienso de noche, trabajo de día

todos mis cambios son solo teoría;

construyo mi jaula pero hablo de huir,

pasar a la práctica no deja dormir.


Quiero salir de mi estuche,

sobra gente que escuche,

tarde, muy tarde, comprendí:

es a mí a quien nunca oí.


Ambas manos tapan mis orejas,

primitivo intento por tapar las quejas

que asoman en una borrachera,

o en una casual lucidez pasajera


No quiero pensar mi futuro a diez años

ni pensar consecuencias, dolores ni daños.

Vergüenza me da temerle al futuro,

creí que el presente era siempre más duro.


Pienso de noche y trabajo de día,

todos mis cambios son solo teoría;

construyo mi jaula pero hablo de huir,

pasar a la práctica no deja dormir.

martes, 13 de octubre de 2009

Conflicto cultural

Enfrentarse a una cultura completamente distinta a la propia siempre genera algún tipo de inquietud. No digo que todas las veces que uno interactúa con individuos de otras civilizaciones corra peligro, pero es indudable que a uno se le generan una serie inquietudes: de qué manera saludar, qué es considerado una ofensa, qué vendría a ser un elogio, qué una insinuación de corte erótico, etc.

Esa inquietud, debo decir, aumenta de modo directamente proporcional a la cantidad de individuos de la otra cultura con los que se interactúa. En este caso yo iba a interactuar con 400 personas.

Cuando llegué al lugar, muchos ya estaban afuera; eso me cohibió un poco, en especial por las constantes miradas que recibía, de arriba abajo, que me hacían sentir como un total extranjero. Si bien iba acompañado, cedí ante el miedo inicial y postergué el choque de culturas para más tarde; me quedé parado fuera, con las manos en los bolsillos. Iba todo bien. Yo transpiraba un poco, en especial las manos, supongo que como consecuencia de mis nervios y de la noche calurosa.

En uno de mis tímidos movimientos hice contacto visual, accidentalmente, con un ejemplar femenino de los tantos que había en los alrededores del lugar. Era bastante fea, y su estética, tan distante e incomprensible para mi civilización, no hacía más que incrementar la fealdad. Ella, que también me miraba, probablemente pensaba lo mismo.

Al quedarme parado fuera del lugar, creí haber postergado la interacción con la cultura extraña, pero me equivoqué. Ya se sabe lo que reza el dicho: si Darío no va a la interacción con una cultura totalmente distinta, la interacción con una cultura totalmente distinta va a Darío. Y primero como espectador, y luego como partícipe, estuve en contacto con estos peculiares seres, con sus ricas y diferentes costumbres sociales.

Por ejemplo, en un momento un grupo de ocho ejemplares masculinos miraron, de forma alternada, a otros seis. Unos segundos después, se estaba peleando con mucha fiereza. Se gritaban, y partían botellas de vidrio en las cabezas de sus contendientes, y en muchos casos empuñan luego los restos de las botellas como armas blancas. La gente en los alrededores observaba indiferentes.

Al mismo tiempo, pero en el otro extremo, dos ejemplares femeninos se lanzaban alaridos, se tomaban del pelo y se arañaban la cara violentamente, no está claro si como parte de una danza ritual o de una pelea. La gente alrededor vitoreaba tímidamente, pero en su mayoría permanecía indiferente.

-Pela ¿qué pasa? ¿Tás mancando a mi gata?- me dijo un joven que caminaba en dirección a mí. Siempre fui bueno con los idiomas, así que no me costó reconocer que se trataba de un dialecto, seguramente romance.

- ¿Tas mancando al`Allyson, pancho?- insistió, mirando hacia atrás, en dirección a la muchacha de belleza alternativa que había visto antes. De alguna manera, le habría faltado el respeto, o habría incurrido en algún tipo de grosería al sostener mi mirada.

El joven enfadado estaba cada vez más cerca, y más enfadado. Por fortuna se escuchó desde dentro del lugar el sonido de un piano guitarra y todos los que estaban afuera, incluido el joven enfadado (que ya empuñaba la botella de cerveza partida) fueron hipnotizados e ingresaron al lugar, empujándose y gritando. Yo me quedé fuera, meditando acerca de la experiencia que había vivido. Caminé errante durante unas cuadras hasta encontrar la parada del 582 y regresar a casa.

Aun nos queda mucho por aprender, los unos, de los otros. Y los Hunos de los otros, que no me acuerdo como se llamaban, pero bien que a Atila lo odiaban. *



* Pido disculpas, pero el juego de palabras se me hizo inevitable.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Matematicamente me estoy cuidando

No soy un borracho. No suelo estar borracho. Mucho menos soy un alcohólico. Pero en acuerdo con la organización mundial de la salud, creo que el vino hace bien.

Según escuché a alguien que decía que leyó en un estudio que dijeron en la radio que había salido publicado en internet, tomar un vaso de vino por día, ayuda a prevenir los problemas cardiovasculares.

A mí me interesa cuidar mi salud. Si bien no tomo ni una gota de vino de domingos a jueves, me cuido, me quiero; me protejo la salud los viernes y los sábados tomando dos litros de vino. Y estoy orgulloso.


Ahora, hagamos cuentas:


La semana tiene siete días. Debemos tomar un vaso por día, eso nos da un total de siete vasos de vino por semana.

Yo no tomo, como dije, de domingos a jueves, de modo que los viernes y sábados yo recupero los vasos de vino que debí haber tomado durante la semana para cuidar mi salud.

De acuerdo a la medida standard de vasos, cuatro vasos completos forman un litro. Si cuatro vasos de vino son un litro de vino, siete vasos de vino son casi dos litros.

Como antes dije, yo tomo, en dos días, viernes y sábado, un total de dos litros de vino, es decir, ocho vasos de vino.

Podrá objetárseme que tomo un vaso más de lo aconsejado; podrá decírseme que estoy sobreprotegiéndome. Es posible. Pero vale aclarar que algunos problemas cardiovasculares son hereditarios, y mis abuelos y mi padre han tenido la precaución de poseer dichos problemas, por lo que, en cierta medida esa “sobreprotección” es válida, y llegado el caso, aconsejable.

Sin embargo, hay algo que me perturba. ¿Acaso el consejo de tomar un vaso de vino por día será retroactivo? Es decir, ¿debo calcular desde el primero de mis días hasta la actualidad la cantidad de vino que debí haber tomado para cuidarme la salud? No quiero caer en paranoias o en ataques de pánico, pero, un escalofrío me recorre la espalda: ¿y si no tengo tiempo suficiente para recuperar todo el vino que debí haber tomado para protegerme?



domingo, 20 de septiembre de 2009

Pachamama





Daritxo intelectual-fumapipa-exhippie


Y


Daritxo cristiano-moderado de centro derecha-con escudo templario


¡Oh, qué horrible lo que te hacemos, Pachamama!

Tú nos das todo, nosotros te damos tan poco…

Tú nos proteges, nos ayudas a crecer,

¿ y nosotros, qué hacemos? Te atacamos,

te lastimamos, te dañamos,

te hacemos llorar.


¿Alguna vez te has detenido, tú, lector,

a pensar en qué mundo pretendemos dejar

para las generaciones venideras?


El planeta llora, mientras nosotros reímos,

sin pensar, sin sentir, sin comprender

el daño que le hacemos,

el daño que nos hacemos.


Con tanta soberbia echamos

bajo la alfombra del desinterés

la polución, la contaminación,

tanto sufrimiento, tanta guerra.


¿Es este el planeta que pretendemos

dejar a nuestros hijos?

¿Queremos destruir el futuro de nuestros nietos

destruyendo nuestro presente?

Sí.

La respuesta es sí.

Porque esos nietos no se merecen un planeta

en el que se pueda vivir;

porque pasan endrogados, embobados con la Internet,

dominados por el homosexualismo ateo,

por la apatía, por el malvivir.


Sus caravanitas, sus pelos pintados,

su estética deforme- hermafrodita me impulsan

a usar este aerosol, a dejar abierta esta canilla,

a prender todos los electrodomésticos al mismo tiempo,

a poner los desechos de plástico y vidrio en la bolsa negra.

Seré un utópico, un “pasado de moda”, pero

yo sigo intentando destruir el planeta

sin importar quién, o qué, venga después.




martes, 15 de septiembre de 2009

El sonido del silencio (es decir, del motor)

Llevé la pistola pero me olvidé de los auriculares. Cuando me di cuenta del olvido, ya había pagado el boleto y era tarde; mi economía no permite actitudes pequeño burguesas, como ser, bajarse del ómnibus para agarrar los auriculares y tomar el siguiente 582.

Acomodado en el asiento, con la mochila sobre mi falda, esperaba que lo inevitable sucediera. Y sucedió. Desde el fondo, un grupo de acaloradas hormonas sudorosas que daban forma a un adolescente, encendieron la musiquita en el celular, sin auriculares y a todo volumen.

Otras veces ni lo hubiese notado, porque suelo aislarme del mundo con mi musiquita y mis auriculares, inerte, sin molestar a nadie. Pero esta vez no tenía excusas, era la hora de hacerlo. Corrí la mochila, la abrí, saqué la pistola y caminé hacia el fondo del ómnibus. Nadie vio el arma porque todos miraban para afuera. Nadie vio ni oyó cuando le disparé al pequeño terrorista en la frente. A la vista de algún pasajero que mirara por casualidad, el adolescente parecería dormido. Con sangre saliendo de su cabeza, es cierto, pero dormido.

Apagué la musiquita y lentamente volví a mi asiento. Todo está en orden en el universo ahora.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Elecciones

Ella pudo elegir;

lo eligió a él,

y eso me llena de tristeza.

Pero más triste

me pone la certeza

de que su decisión

fue la correcta.

domingo, 30 de agosto de 2009

David Cross

Extractos, lamentablemente traducidos por mí, de David Cross, Passion of the Cross



“(…) Sí, así que son los representantes de dios. Eso quiere decir que…bueno….dios se coje a niños pequeños. ¿No? Si vos tenés mil y algo de sacerdotes, de los que sabemos, solo los que sabemos, registrados como cojedores de niños, y ellos son los representantes de dios, eso quiere decir que dios es un cojeniños.

Tal vez, tal vez eso les dé una explicación a todas esas madres amargadas que están al costado del ataud de su hijo, diciendo “o señor por qué te lo llevaste a una edad tan temprana, el era tan inocente” Sí, todos ellos están allá en el paraíso, sirviendo a los curas y a dios. Sí, tiene que ser así, ¿no? Esa sería una explicación.

Pero es culpa de esos gurises, vamos. Sabemos que es a ellos a los que hay que culpar. Que tienen que compartir la culpa es lo que digo. Ellos ya saben. Los gurises vienen tan avivados hoy en día. Ellos son los que se sientan en el confesionario a tentar al sacerdote de cualquier manera. El cura está ahí sentado y vienen estos botijas y te dicen: “lo siento padre, perdóneme, he pecado” ¿Cómo no te lo vas a coger? ¿Cómo no te lo vas a coger? En serio. Vos harías lo mismo si estuvieras en un confesionario, y se te prohibiera tener sexo por el resto de tu vida, estarías igual de tentado. Estás ahí sentado, en frente a esos pequeños, inocentes, pero traviesos ojitos, y con esa mirada de “ay, ay, no sé que estoy haciendo con este culito apretadito, rosadito y virgen” mirándote fijo. ¡Dios lo hizo! ¡Dios lo hizo con ese culito precioso! ¡No me digan nada a mí! (…)”

martes, 25 de agosto de 2009

La mujer de los dos corazones

Él tomó un cuchillo, trazó un círculo profundo alrededor del corazón, y se lo arrancó.

Quedó con su corazón en las manos.

Las extendió, velozmente, sin pensar, o tal vez pensaba sintiendo, y le entregó su corazón a ella.

Ella lo tuvo en sus manos; lo miró, lo observó con cuidado, lo acarició.

Él era feliz.

Ella, luego, con mucho cuidado de no dañarlo, le devolvió el corazón, imitando con sus manos la forma de un recipiente.

Él lloró. Ella lloró.

Él tomó el corazón y se lo volvió a colocar en su lugar.

Ella creyó que el corazón había sido devuelto al hombre;

jamás llegó a entender que ese corazón aun le pertenecía.

A los corazones que se regalan es imposible devolverlos.

martes, 18 de agosto de 2009

Palabras al niño ingenuo

Un niño sonriente ve algo arriba del armario.

Se estira, pero no llega.

Salta, pero no lo alcanza.


El niño mira hacia arriba del ropero.

Como esperando algo de colaboración.

No recibe ninguna. El niño piensa.


El niño toma una silla y se para sobre ella.

Se estira, peligrosamente, y alcanza a ver encima del ropero.

No hay nada allí.


El niño llora. No puede manejar la frustración.

Se siente responsable de su propio fracaso,

Pero aun no sabe expresarlo con palabras. Con lágrimas sí.


¡Bienvenido, niño, al mundo real!

¡Ya vendrá alguien a mentirte contándote que la ilusión

de encontrar algo allí arriba te impulsó a superarte!


¡Ya te van a decir que el camino es el destino,

y que arriba del armario no había más que ilusión!

¡Es mentira!


¡Esto es el fracaso, pequeñín!

Y andá acostumbrándote a buscar cosas

que no vas a poder conseguir.


Acostumbrate a perder y a llorar como un condenado,

porque después de todo, chiquito, en verdad,

vos estás condenado.

domingo, 9 de agosto de 2009

Velocidades

En el mundo actual todo es urgente. Todo tiene que ser ya. Ahora mismo y sin retrasos. A eso se le llama posmodernidad. Bien, entiendo. Mas hay algo que no alcanzo a comprender con una exactitud suficiente que me permita vivir en paz. ¿Por qué en casi todos los ámbitos de la vida que se rigen con criterios de competencia, gana el más rápido? ¿Cuál es el origen de semejante idea? ¿Cuándo surgió esa idea que hace girar al mundo y que podría resumirse en la ecuación rápido = mejor?
Por la relación íntima con las competencias deportivas, estoy tentado a decir que surgió en Grecia, pero no tengo ni el menor sustento histórico para hacerlo. Es por esa razón que prefiero preguntar, en lugar de responder.
Si acordamos (cosa que asumo será así) en que la ecuación rápido = mejor se aplica al deporte y a la vida cotidiana, se hace imprescindible pensar un poquito en las razones que nos motivan a ser más rápidos, es decir, mejores, en casi todo lo que hacemos a diario.
Si Freud tenía razón en sus dos postulados principales (en el de tomar merca seguro que tenía razón), y la vida sexual rige nuestras conductas, hay algo que no entiendo. En el aspecto sexual, en el acto sexual propiamente dicho, la rapidez no es el atributo más deseado. Diría que todo lo contrario; o quizá debiera decir que no es la rapidez el atributo más deseado sino más bien la resistencia. En fin, si nuestra sexualidad y el uso que hacemos de ella afectan tanto nuestras vidas cotidianas y nuestra psique, deberíamos darle una segunda oportunidad a otros valores, como la lentitud, la resistencia y la perseverancia.
Pero podemos volver al deporte también. ¿Por qué no una carrera de 100 metros llanos donde gane el que llegue último? En la última mitad del siglo 20 el record mundial de 100 metros llanos ha bajado tanto, que las carreras no duran más de 9 segundos. ¡9 segundos! ¿Y a qué se debe? A que ganan los más rápidos. Si la carrera tuviese como triunfador a aquel que llega en última instancia, le agregaríamos un juego psicológico a la carrera que en el modo de disputa actual no se consigue; ese juego psicológico consistiría en hacerle creer al otro competidor que uno va a avanzar para que también avance y nos rebase.
Claro está que ya alguno, rápidamente (como todas las cosas estúpidas que hacemos), va a objetar que la carrera no tendría final, pues es altamente probable que con el propósito de que ninguno de los competidores pierda, todos permanezcan parados e inmóviles en la línea de partida. Para eso están las reglas, mi viejo. ¿O acaso en las carreras donde ganan los más rápidos no hay reglas que prohíben por ejemplo salir antes de tiempo para llegar antes a la meta? Bueno, es solo cuestión de impedir reglamentariamente que los competidores se queden inmóviles por más de un segundo y listo.
¿Quién decidió que el que resuelve primero un "pienso" en la escuela se merece un sote, y aquellos que lo resolvieron después, no? ¿No cabe la posibilidad de que en algunos casos la rapidez no indique necesariamente un mérito envidiable? ¿Será acaso la velocidad un sustituto para dios y el decrépito fanatismo religioso que lo acompaña?
Es por eso que no me molesta ser lento. Es por eso que cuando me enfrento a una situación de competencia intento no llegar primero. Es por eso que camino despacio. Es por eso que demoro en terminar los parciales, exámenes o demás instancias de control mental fascistoide. Soy lento. Y somos muchos más de los que se cree.


¡LENTOS DEL MUNDO, UNÍOS!

martes, 4 de agosto de 2009

Yo sueño

4 de Agosto de 2009; querido diariote:



El sueño empieza con la noticia de que el gobierno de Chávez “clausuró” millones de radios y canales de televisión porque es un tipo malo malo muy malo, malo. Veo imágenes televisivas de él con su boina acompañado por otros militares entrando velozmente, abriendo las puertas de una emisora de radio a las patadas. Hasta ahí, un sueño guionado por un reportero de la CNN.

Luego paso a estar dentro de la televisión, o más bien, percibo como si yo estuviese llevando adelante un programa televisivo. Se trata, en apariencia, de un documental de ganadería; en el programa en el que me encuentro estoy entrevistando a una serie de ganaderos acerca de algún tema que no logro recordar. Uno habla de cómo es su tarea y dice que es uno de los mejores ganaderos de la región y del mundo. Está vestido de traje azul, camisa blanca y corbata negra. Parece tener más de sesenta años, tiene el pelo de color gris y usa lentes. Luego hablo con otro, que no tiene traje como el anterior; está de blanco, con una camisa blanca raída, o tal vez color crema, que sentado en una roca me muestra el lugar y me explica su denominación y el porqué. Me dice que en una zona, a la que señala con un dedo y que puedo corroborar está llena de árboles y parece un monte, es un “MH, monte in…perdón, MI, monte inhabitado” me dice. Después de que dirijo otra mirada a mi interlocutor, vuelvo a mirar el lugar en el que estamos y constato que se ha transformado en una isla. El monte y la pradera se mantienen iguales, del mismo modo el hombre y yo; solamente siento que estamos en una isla. El hombre me propone una actividad y me dice que debo de tener cuidado con el monte, porque es peligroso. Luego me señala hacia el monte, (en ese momento soy capaz de ver agua de fondo y me doy cuenta que la isla es pequeña), donde veo a un grupo de indígenas que baja de una canoa y se mete en fila, corriendo, en el monte. Al rato el tipo me propone ir a hacer algo, o tal vez a retirarnos. Lo pierdo de vista. Lo hayo, o lo intuyo, muerto, asesinado. Al rato, yo me veo atacado por los indígenas. Me tiran flechazos que esquivo, como puedo. Recuerdo haber corrido, y luego haberme lanzado al suelo, quedando boca arriba.

Segundos después ya me veo fuera de peligro. Miro hacia atrás, y veo el mar mucho más cerca de lo que lo veía antes, a pesar de estar seguro de encontrarme en la misma posición que antes. Cerca de mí, en el suelo, veo una mochila y un libro de tapa blanca con la cara del conde de Lautréamont. Lo miro, y reflexiono en voz alta. Digo “no es mi raza” y vuelvo a mirar al agua y luego al libro.

lunes, 27 de julio de 2009

Castigos

Maxi no se había portado bien, entonces sus padres lo castigaron: se quedó sin mirar televisión por un día.

Como reincidió en su mal comportamiento, dos días después le fue impuesto un nuevo castigo, consistente en un aumento considerable de la pena anterior. Dos semanas sin televisión para Maxi.

Aburrido, Maxi se fue a lo de la prima Cecilia, que a pesar de tener tan solo quince años, había quedado embarazada. Maxi le preguntó porqué estaba tan gorda, le aconsejó abandonar el consumo de dulces, le tocó la cola y salió corriendo. Al enterarse, los padres de Maxi lo castigaron quitándole la bici con la que llegó a lo de su prima.

Pero Maxi seguía portándose mal, así que los padres optaron por castigarlo con un encierro en su dormitorio durante dos días. Pero como Maxi tenía la radio ahí, y ponía la música muy alta, los padres se enojaron y le quitaron la radio. Maxi, enojado, decoró las paredes de su cuarto con oraciones tendientes a menoscabar la integridad moral de sus padres. Éstos, enfurecidos, le quitaron los marcadores de colores y lo obligaron a limpiar todo lo que había escrito. Como Maxi se negó y dijo una serie de improperios, los padres le pusieron cinta aisladora en la boca.

Horas después, Maxi ya había escrito nuevamente las oraciones en las paredes, pero esta vez, con su propia materia fecal. Los padres, al ver el resultado de semejante espectáculo repugnante, lo castigaron. Le amputaron el brazo derecho.

Maxi, luego de reponerse, y una vez que sus padres abandonaron el dormitorio, repitió el mecanismo de escritura de paredes, esta vez tomando la materia fecal con la mano izquierda. Sus padres, al enterarse, lo castigaron amputándole la mano izquierda. Luego, para estar seguros, le cosieron la cavidad anal, de modo que ya nada pudiera salir de allí.

Los padres de Maxi actualmente están presos. Cumpliendo el castigo que les fue impuesto por el sistema judicial.

jueves, 23 de julio de 2009

Daritxo is a punkrobber

No sé.

Me pintó el excentrisssssscismo hoy, y voy a colgar unas letras de canciones punk que escribí.

Ya te digo, no sé. Un literato de mi elegancia haciendo estas bajezas.

Pero bueno, qué se le va hacer.


1

La cerveza está caliente

La cerveza está caliente

y no la voy a tomar;

la cerveza está caliente

y no la voy a tomar.


Cerveza

Caliente

No la tomo


Cerveza

Caliente

No la tomo

Esta caliente la cerveza

No tiene efervescencia

Esta caliente la cerveza

No la voy a tomar.


Esta caliente la cerveza

No tiene efervescencia

Esta caliente la cerveza

No la voy a tomar.


Está caliente la cerveza

Y no la voy a tomar.


2

Vos ya tomaste


Vos ya tomaste

Y ahora me toca a mí

Le diste más de dos tragos

Te vamos a suspender


¡Rooooooooonda de suspensión

Rooooooooooonda de suspensión!

¡Rooooooooonda de suspensión

Rooooooooooonda de suspensión!


Vos, ya fumaste

Y ahora me toca a mí

Le diste más de dos pites

Te vamos a suspender


Rooooooooooooooooooonda de suspensión

Roooooooooooooooooooonda de suspensión

Rooooooooooooooooooonda de suspensión

Roooooooooooooooooooonda de suspensión


3

¿Quién volcó el vino?


Puta madre,

Cago en dios y en cristo divino

¿quién fue el que tiro el vino?


34 pesos

tirados en la plaza

tengo un arma en casa

te vamos a matar


el vino no se tira

el vino no se vuelca

el vino se consume

y se vomita a la mañana


vino volcado

amigo asesinado

vino volcado

amigo asesinado


el vino no se tira

el vino no se vuelca

el vino se consume

y se vomita a la mañana


vino volcado

amigo asesinado

vino volcado

amigo asesinado


4

Escondan al negro


Ahí viene el patrullero

Escondan al negro

Hay viene el patrullero

Escondan al negro


Oooooooooooooooooooh

Escondan al negro

Ooooooooooooooooooooh

Escondan al negro


Porque

El patru

Patru

Llero

Nos va a detener


Porque

El patru

Patru

Llero

Nos va a cachear.


Oooooooooooooooh

Escondan al negro

Oooooooooooooooh

Escondan al negro


5

Como rulo e´estatua


Como rulo e´estatua

El latero va

Llega a la esquina

Y ni puede doblar


Mirale esos brazos

Todo tajeado está

Se remanga la remera

Pa curtir más


Latero,

Devolvé el canasto


Latero,

Devolvé el canasto


O por lo menos

Devolveme la maseta


No seas malo latero

Aflojale a los pipazos

No seas malo latero

devolveme el lampazo


Latero,

Devolvé ese canasto


Latero,

Devolvé el canasto


O por lo menos

Devolveme la maseta


6

Ya no pasa


Son más de las dos de la mañana

El 82 no pasa más

De este barrio no hay salida

Andate a cagar


El 48 en Sayago

Ese nos puede salvar

Hay que llegar al mundo civilizado

Hay que salir de acá


7

Este vino

Este vino es un asco

Este vino es intomable

Pero pasame igual un trago

La concha de tu madre


Dame un trago

Dame un trago

Quiero tomar

Y mañana a vomitar


Dame un trago

Dame un trago

Quiero tomar

Y mañana a trabajar


Tiene pinta rara

Gusto raro

Tiene pinta rara

Color raro


Pero igual hay que tomarlo

Y juntá plata

Que me parece

compramos otro


Dame un trago

Dame un trago

Quiero tomar

Y mañana a vomitar


Dame un trago

Dame un trago

Quiero tomar

Y mañana a trabajar


8

Ladrón de encendedores


Tacatez, lo ví

Te pidió el encendedor

Dio una pitada

Y se lo guardó


Se hizo un encendedor

Se hizo tu encendedor

a esta altura el tipo

Tiene una colección


Rojo, blanco, verde,

Azul, negro, marrón

Revisale los bolsillos

Los tiene en el pantalón


Se hizo un encendedor

Se hizo tu encendedor

a esta altura el tipo

Tiene una colección


No prendés más tabaco

Cigarro no fumás

Y botellas de cerveza

Ya no destapas


Se hizo un encendedor

Se hizo tu encendedor

a esta altura el tipo

Tiene una colección


9

Punksong (en ingles)


Hey ho

let´s go

Hey ho

let´s go


Hey ho

oi oi

hey ho

uoó


Oi oi

let´s go

uoó

oi oi


uoó

hey ho

oi oi

let´s go


let´s go

hey ho

uoó

oi oi