Si yo fuera millonario elegiría la casa de algún amigo, o algún conocido, y por la noche mandaría colocar un baño químico (o uno que venga a parecérsele) frente a su casa, en la vereda. A la noche siguiente, mandaría colocar un sillón (cementado a la vereda), una mesa (con algunas revistas esparcidas encima), un televisor de cartón frente al sillón y contrataría a un grupo de actores vestidos con los colores de algún equipo de fútbol que pasarían la noche mirando la tele en la vereda, tomando cerveza y comiendo una picada, comentando jugadas, indignándose periódicamente por alguna supuesta mala decisión arbitral y finalmente entrando en un éxtasis casi religioso al celebrar un gol de su equipo.
Es de presumir que mi amigo o conocido va a llamar a la policía, de modo que tendré que tomar la precaución de invertir un poco de dinero en la comisaría de la zona.