miércoles, 31 de diciembre de 2008

Felices fiestas

31 de Enero 2008

Comienzo a escribir esto a una hora inadecuada.

Pero no puedo dejar de pensar en que a esta misma hora,

mientras muchas familias festejan reunidas en sus casas,

hay otras tantas personas que la están pasando mal.

Es terrible bajón tener este pensamiento ahora mismo,

cuando mi propia familia está reunida a la mesa, allá, a unos pocos metros;

pero en esta casa hay un vacío, acá falta alguien.

Y duele.

Y entonces,

aunque esto jamás sea leído por aquellos que la están sufriendo,

escribo este pequeño homenaje a todos aquellos que la pasan tristes,

a los que se suicidan, a los que lloran; a los que se lamentan y sufren.

Porque es mentira esta felicidad imperativa.

Porque es mentira que mañana será un año nuevo, y todo va a cambiar

Porque es mentira que haya que estar felices

Porque es mentira que no se pueda hablar de estos temas hoy.

Esta noche mi vaso se levanta en homenaje a los que levantan una copa,

solos, en sus casas, mientras retienen el llanto

y aprietan la otra mano sujetando la angustia de tener que estar acá;

porque las fiestas son fiestas para el que tiene con quien celebrar.

Yo, que soy apenas un desdichadito, saludo a los desdichados.

Levanto mi copa.

Salud.

No conozco mayor valentía, que soportar la angustia en total soledad.

martes, 30 de diciembre de 2008

Me tomó dos décadas

Me tomó dos décadas, más o menos, comenzar a intuir de qué iba la cosa. Primero se me enseñó que se trataba de un asunto de género; las mujeres seducen, los hombres actúan en consecuencia y comienzan a hacer méritos para ganarse el amor de la mujer en cuestión. Durante un tiempo me lo creí. Me parecía injusto, es cierto, pero podría servir como contrapeso hacia otras tantas injusticias de género.

Sin embargo, con el correr del tiempo, me vine a desayunar que la cosa no era tan así. En un estado de perplejidad presencié como un amigo seducía en una reunión social a tres mujeres, al mismo tiempo. Las mismas luego competían por llamar la atención del muchacho, intentando hacer méritos para ganarse su amor.

Tampoco soy tan tarado como para desconocer que siempre las mujeres heterosexuales se han sentido atraídas por los hombres lindos, pero la fantasía romántica de que la seducción era únicamente femenina seguía allí.

Pero resulta que no es tan así la cosa.


Creo que el asunto está en que cuando a uno le gusta alguien, está en una situación de vulnerabilidad y de inferioridad con respecto a ese alguien, y no hay vuelta que darle al asunto. No es cuestión de género. No es cuestión de personalidad. No es cuestión de orgullo. Es cuestión de atracción física, intelectual, emocional; y llegado el caso, de amor.

Y es ahí donde me tapa el agua. No tengo idea por qué pasan esas cosas. Me gustaría creer que es una simple compensación por este asunto de tener que morirse en algún momento, pero no estoy tan seguro. Más bien intuyo que no es así, que es un tema del azar. No sé. No sé.

Veo que grandes y meritorias personas sufren por amor, o por carencia de amor; veo que personas como yo, no tan grandes ni meritorias, no logramos atraer a nadie, y sin embargo somos atraídos por miles; veo miserables que atraen a miles y virtuosos que viven una vida triste y solitaria; y lo que es peor: veo a virtuosos y virtuosas que atraen a miles y son felices.

Porque no hay nada que moleste más que ver a alguien que además de lindo, sea virtuoso.

El amor no es justo.

Si creés en un dios; tu dios no es justo.

Si sos existencialista ateo, hermano, estamos en problemas; ni siquiera tenemos a nadie a quien culpar más que a nosotros mismos.

No sé. No sé. No entiendo.

No sé.

En una de esas, dentro de veinte años y pico pueda descubrir algo interesante al respecto. Aunque sacando unas cuentas bastante básicas, es probable que ya sea demasiado tarde.

martes, 23 de diciembre de 2008

DOLOR


Horacio Quiroga, en su decálogo del perfecto cuentista, recomendaba no escribir bajo los efectos de una fuerte emoción, sino aguardar a que ésta se aplaque, y evocarla luego, para escribir.
Quiroga, andate a la mierda vos, tus decálogos y tus consejos. Escribo ahorita mismo, con este dolor que tengo en el alma. ¡Desapareció la línea 411! ¡Fue ELIMINADA de la faz del barrio Peñarol!
Las lágrimas me invaden.
¿Qué ómnibus voy a esperar ahora durante veinte minutos? ¿El 147? No es lo mismo...
Ya nada es lo mismo.
Yo ya no soy el mismo.
Miro tu foto, hermano, y lloro.
¿Y ahora qué?
¿Y ahora qué?
¿Y ahora cómo seguimos en pie?

-Que no me tengo que poner así-
-Que el cambio de pastillas me puede estar afectando el humor- me dicen
-Que ahora tenemos el L29 , que hace un cuarto del recorrido que hacías vos...- ¡L29! ¿Pero qué somos? ¿Un antigripal carajo? ACF4, L29, ¡una mierda! ¡Prefiero mil veces agarrarme gripe en tu espera! ¡Prefiero estornudar acurrucado contra tus ventanas, oh dulcinea roja y blanca!

L29 GO HOME!!!!!

No puedo seguir escribiendo así.

Solo me queda llorar...




*Querido Horacio Quiroga, tal vez me haya excedido un poco en algunas de las consideraciones hacia tu persona. Fueron producto de mi ímpetu de joven narrador herido en su más sensible zona. El barrio.
Te pido disculpas formalmente.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Hola, es probable que me conozcas de este mismo blog. En esta ocasión te molesto con el propósito de practicar mis habilidades discursivas, impulsado por la fuerza exterior e irreversible consecuencia del inicio de los discursos electorales. Debajo de esta hermosa foto representativa de mi ideología bipolar NHD (Nacional Homosexualismo de Derecha) adjunto extractos de un discurso político modelo, standard , escrito por mí al tiempo que miraba Buscadores hace un buen tiempo atrás.

Me da la impresión que es muy sencillo escribir un discurso político, sobre todo cuando no se dice mucho.



Uruguayos, uruguayas, queridos concurrentes a este humilde acto; queridos organizadores del mismo: es un honor para mí, como la circunstancial cabeza visible de esta fuerza política, encontrarme en este escenario.
Desde ya agradezco a toda la concurrencia por encontrarse aquí, como siempre, junto a nosotros. Sin embargo, sinceramente lo decimos, en esta ocasión somos nosotros los que nos encontramos junto a ustedes. Estas manos nuestras no son otra cosa que las manos del pueblo con las que construiremos el luminoso renacer de la patria.
(aplausos)
(...)Esta chaqueta Armani es la chaqueta del pueblo, con la que abrigaremos todas las esperanzas de prosperidad, seguridad y dignidad para nuestra tierra
(aplausos efusivos)

(...)Estamos en una época difícil. De eso no caben dudas. Y todos sabemos quienes son los responsables de nuestra situación actual. Sin embargo, no estamos aquí para dividir. Estamos aquí para sumar. Porque nuestra fuerza política es una fuerza constructora
(aplausos)

(...)¡Pero que lo sepan bien! ¡Que lo sepan bien aquellos que han dejado nuestro país (aplausos) en ruinas! ¡Ya los juzgara la historia!
(treinta segundos de aplausos efusivos)
(...)Sin embargo… Nosotros somos diferentes. Somos una fuerza política fresca, joven, impetuosa; pero a la vez experiente, madura, mesurada. Nosotros somos la voz del cambio. ¡Nosotros somos ustedes! ¡Nosotros somos el renacer de nuestro pequeño y digno país!
(aplausos)
Fin de la introducción del discurso.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Vos sos mi enemigo


Quiero empezar por aclararte que no es nada personal. De hecho, no te conozco “como persona” fuera de tu círculo de trabajo, y es altamente probable que seas un sujeto comprensivo, sensible, agradable, honesto; un buen tipo, en definitiva.
Pero yo te conozco por tu faceta más horrible. Ante mí aparecés como un prepotente, arrogante, molesto, insensible y deshonesto inspector de COME S.A. No tengo claro cuál es tu tarea específica; no sé si te dedicás solamente a golpear con la monedita (que muchas veces los choferes no tienen, y necestarían para dar cambio a los pasajeros, pero vos por alguna razón siempre tenés) o si además controlás los horarios y la frecuencia de las unidades. Si te dedicás a eso debo decir que sos un completo inútil. Y si no te dedicás a eso, entonces, es porque no te da la cabeza ni para ser un completo inútil. Sos un inútil incompleto, mi viejo.
Porque vos hacés sonar la monedita contra el pasamanos cuando entrás por la puerta de atrás del ómnibus repleto, a las ocho y cuarto de la mañana, y decís "un pasito más que hay lugar" o "colaboren que hay otra gente que quiere subir y hay un horario que cumplir", y esa tarea ¡te toma cuatro minutos! ¡Cuatro minutos! Y mirá que te cronometré. Y lo hice varias veces. En eso te doy cierto crédito. Sos un relojito. Cuatro minutos para percutir con una monedita y decir dos frases cada vez que subís. Infalible.
No tengo clara cuál es tu idea general del espacio - tiempo, pero me parece realmente una porquería. Entrás con esa actitud prepotente y arrogante, como si llevar esa chaqueta con el cartoncito verde, rojo y blanco enganchado te diera autoridad sobre el pasaje, y sobre las personas en general. Decís "un pasito más que hay lugar" cuando claramente no lo hay. ¿Y yo a dónde me corro? ¿A otra dimensión? ¡En el fondo del coche no hay lugar! ¡Hay más gente!
Me queda claro que no tenés ideas claras ni precisas sobre el espacio- tiempo. Me pedís que me corra a un lugar que está ocupado por otras personas y me decís que esto lo debo hacer porque hay un horario que cumplir, ¡ mientras vos interrumpís el viaje! Si tu trabajo es ese, ¿por qué mejor no te ponés con un cartelito al costado del camino, que diga “pase al fondo del coche que hay lugar”? Pero eso no funcionaría, de seguro. -la gente no me haría caso- me vas a decir. La gente no te hace caso, loco. Ni te gastes. A veces pienso que nadie te mata porque estamos en Uruguay, es muy temprano a la mañana, y habría muchos testigos.
Y cómo te ponés si alguien se atreve a dirigirte la palabra para cuestionar lo evidente: -¿Por qué en vez de hacernos viajar como vacas al matadero no ponen más unidades?- Ahí sí que habría más espacio para "dar un pasito al fondo del coche". Ah, pero no. Ni bien se te dice eso te ponés como loco. Y salta la palabra clave: la empresa. -Bueno, eso a mí no me corresponde; eso es asunto de la empresa-. En ese momento me empieza a dar miedo. Es como en una de las novelas de Levrero, La Ciudad, donde se hablaba de La Empresa como algo exterior y desconocido, alrededor de la cual giraba todo un pueblo. Pero, pará un poquito. ¿Recién no eras la autoridad que me decía lo que tenía que hacer, a dónde tenía que moverme y porqué razón? Tan clara no la tenías entonces. Ay, ¡pero qué falta de respeto, un ciudadano común y corriente me habló a mí, el inspector!
No sé si esto te interese, pero tenés un lugar preferencial en mi lista de enemigos matutinos que eliminaría de la faz de la tierra, placenteramente, si tuviese personalidad psicótica.

Ya nos veremos mañana, cuando asomes tu cabeza por la puerta trasera y hagas sonar tu monedita.
Como ves, mis listas de enemigos son bastante específicas; sucede que tengo muchas, y la especificidad me sirve para mantener ordenadamente las personas e instituciones donde decido posar mi odio más sincero.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Manual de conducta social para la persona vegetariana

Este manual de conducta que puede leerse al pie de la foto apareció originalmente en algun ejemplar de La Karpa, como alguna que otra cosa de las que he colgado hasta ahora, pero como ha tenido un moderado suceso entre las personas que lo han leído, lo hago extensivo a los que no han tenido la desgracia de hacerlo.


MANUAL DE CONDUCTA SOCIAL PARA LA PERSONA VEGETARIANA


En una conversación social (que es recomendable evitar, siempre) surge el tema de su dieta vegetariana.

Situación uno:
-¿Sos vegetariano?
-Sí
-Pa…debe ser difícil, ¿no?

Respuestas recomendadas
a- No (si usted considera que no es difícil)
b- (si usted considera que es difícil)
c- Más o menos (si no le convencen las opciones anteriores)

Situación dos:
-¿Sos vegetariano? Pa, ¿y qué comés?

Respuestas recomendadas:
a- Todo lo que no tenga carne, idiota (si usted está en condiciones de vencer a su interlocutor en una probable pelea)
b- Todo lo que no tenga carne, querido interlocutor (si usted no está en condiciones de vencer a su interlocutor en una probable pelea)
c- Y…lechuga, pizza, pasta, arroz, frutas, papas…(enumerando uno por uno todo aquel alimento que dada su condición de vegetariano come, logrando luego de la larga lista la comprensión del interlocutor, o su bien merecida muerte natural)

Situación tres:
-¿Y comés pescado?

Respuestas recomendadas:
a- Andá a la puta que te parió, imbécil. ¿Te creés que los peces son de maíz? (Póngase en guardia)
b- Sí, como pescado, pero solo si son de soja (haga cara de chiste; si no sabe hacerlo, mire a Franccella, a Luis Alberto Carballo o a cualquiera de esos imitadores de Olmedo, e imítelos)
c- ¿Pescado? Sí, pero solo la vez que me comí a tu novia (haga cara de chiste, pero de cualquier manera póngase en guardia)

Situación cuatro:
-¡Andá! Seguro que debés comer carne alguna vez. De vez en cuando, ¿no comés carne?

Respuestas recomendadas:
a- No. En eso consiste el vegetarianismo (haga cara de convicción)
b- Y…bueno, hasta ahora no (juéguesela a ser comprensivo con su interlocutor)
c- Sí, ¡pero solo carne humana! (Abra bien los ojos, frótese el estómago y deje caer saliva por la comisura de los labios.

Situación cinco:
-Y cuando todos se juntan a comer asado, ¿vos qué hacés?

Respuestas recomendadas:
a- No como asado; me llevo comida (dígalo con mucha suavidad y amabilidad)
b- Llevo una vaca viva, la mato a garrotazos y la mutilo a la vista de todos, como para no ser menos (apueste a que su interlocutor entienda el sarcasmo)
c- Me desnudo y, antes de que pongan todo en la parrilla, refriego mis genitales en la carne cruda a la vista de todos (apueste a que su interlocutor entienda el absurdo…y que no esté por poner la carne en la parrilla)


domingo, 23 de noviembre de 2008

Cucharitas de plástico

(...) y acá estoy, con el gorro de pensar, tratando de resolver un problema.
Todo empezó hace ya una semana, y desconozco cuál fue la causa. Todos y cada uno de los santos días que salgo de mi casa rumbo a la parada para ir a trabajar me encuentro con un hombre encapuchado que me lanza cucharitas blancas de plástico. A esa hora de la mañana la parada de ómnibus está atiborrada de gente, pero a ninguno parece importarle este extraño ataque del misterioso encapuchado; están tan alienados que tal vez ni siquiera lo hayan notado. Aunque eso sería difícil de creer, porque el hombre del pasamontañas cada vez que me lanza una cucharita grita “¡va cuchara!” de un modo bastante llamativo.
En un principio creí que se trataba de algún amigo, o de alguien contratado por ellos, que realizaba esa actividad tan absurda a sabiendas de que yo disfrutaría con tamaño espectáculo surrealista, pero luego lo descarté. Bueno, está claro que no lo disfruto. Y quisiera saber cuántas personas se lo tomarían con la calma que me lo tomo yo. Dudo que otro ser humano tolere una semana de oprobio como lo vengo haciendo; es cierto que lo que me motiva a soportar los cucharazos del encapuchado no es la paciencia o la sumisión, sino la curiosidad; deseo averiguar algo acerca del encapuchado, o al menos enterarme en qué va a terminar todo, si es que va a terminar alguna vez.
Intenté, luego del asombro inicial que duró dos días, conversar con el encapuchado, pero lo único que obtenía era un silencio espeluznante interrumpido, con espacio de un minuto (lo cronometré a partir del tercer día), por el desagradable “va cuchara” que precede al lanzamiento.

Muchas dudas surgen cada mañana: ¿por qué me tira cucharas el encapuchado? ¿De dónde saca las cucharas? ¿Las robará de alguna parte? ¿Las comprará al por mayor? ¿Las fabricará él mismo? Tantas dudas y ninguna respuesta convincente.
Creo que fue en el quinto día cuando decidí participar del juego. Esa mañana me había levantado con una pregunta: si me tira una cucharita por minuto, ¿cómo sabe cuántas cucharas necesitará cada día? Fue entonces que, suponiendo que él, o quien lo hubiese contratado, hubiere realizado un trabajo de inteligencia tal que le permitiera saber el número exacto de cucharitas que necesitaría por día de acuerdo al tiempo que yo demoraba en tomar el ómnibus, decidí cambiar mi rutina. En vez de esperar el 582, esperé el 411; y si bien recibí el doble de impactos de cuchara, pude comprobar con horror (y cierta curiosidad masoquista) que al encapuchado no se le terminaban las cucharitas. ¿Será posible que también haya previsto esto que yo consideré un “cambio de rutina”?
En otra ocasión, el sexto día, decidí quedarme a dormir en la casa de un amigo, lejos de mi barrio. El encapuchado, a la mañana siguiente, cuando salí rumbo a mi casa (ese día no trabajaba) estaba ahí, parado frente a la casa de mi amigo. Esta vez, mientras me lanzaba las cucharas y vociferaba “va cuchara” creí notar una sonrisa burlona bajo su pasamontañas, pero no hay forma de estar seguro.
Hoy se cumplió una semana, y por la mañana la escena se repitió: desde que salí de casa hasta que tomé el ómnibus recibí diez impactos de cuchara, uno por minuto. Una fuerte fuerza interna ha despertado cierta rebeldía en mí, y me ha hecho pensar en la mejor manera de reaccionar mañana por la mañana, al salir a la calle y quedar frente a frente con el encapuchado. Lo único que se me ocurrió es llevar conmigo muchos tenedores y tirárselos, al grito de “va tenedor”. Veremos si funciona.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Cómo hacer que un bebé deje de llorar



Ver llorar a un bebé es realmente molesto, oírlo lo es aun más. Por esa razón es que una lista con los comportamientos más acertados para solucionar ese tipo de inconvenientes viene de maravilla.

1- Cuando un bebé llora, lo primero que se debe hacer es pegarle. La fuerza con la que se le pega debe ir aumentando gradualmente hasta que la intensidad del llanto vaya menguando.
2- Ignorar el llanto. Lo segundo, en orden de prioridad, es fingir que uno no escucha nada. Esto es difícil, pero es ideal para aquellas personas con un poder de auto convicción muy desarrollado.
3- Otra opción es sedarlo. Para este propósito se pueden utilizar drogas ilegales, legales o un golpe seco en la zona posterior del cráneo que, de ser bien ejecutado, tendrá un efecto similar.
4- Llorar más fuerte que él. Acérquese a la cuna y lárguese a llorar desenfrenadamente, mientras lo mira directamente a los ojos. En un instante verá como el bebé dejará de llorar aceptando su derrota en la competencia del fluido lacrimal.
5- Llamar a la policía. No importa si es su hijo/a o no, si llora mucho haga una denuncia por ruidos molestos y que las fuerzas del orden hagan su trabajo.
6- Si llora mucho, cámbiele los pañales...por cinta aisladora en la boca. Y si siguen escuchando los gemidos, enciérrelo en alguna sala apartada.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Hello. I´m not Johnny Cash

La primera vez que ví una grabación muuuuy vieja de Mr Cash me di cuenta que algo en ese señor vestido todo de negro me atrapaba. Después, cuando ví otro videíto por ahí donde se paraba frente al público con su guitarrita, mirada posada en el piso como si la gente lo incomodara, y antes de tocar decía con voz temerosa "Hello. I´m Johnny Cash" para luego largarse a tocar como un condenado y dejar a todos con sus bocas abiertas (y sus corazones hechos mierda, por cierto), me dí cuenta de qué me sucedía.
Tengo la fantasía recurrente de poder pararme frente a un público hostil, en un escenario mal iluminado, tomar la guitarra y decepcionar a todos. Como cuando Tristan Tzara organizaba fiestas en las que prometía la presencia de Charles Chaplin (que por supuesto nunca aparecía, ya que no había sido invitado a actuar) y la gente llegaba al lugar con un entusiasmo increíble y se iba totalmente decepcionada.

Yo quiero poder subir a un escenario y hacer un chiste para unas...no sé...cuatro o cinco personas en el Uruguay: "Hello. I´m not Johnny Cash". Y después a casa. Sin canciones. Sin sorpresas. El nene tímido es tímido, y, además, no es Johnny Cash.
Y parar hacer eso capaz que no necesito aprender a tocar la guitarra. Solo tengo que correr rápido. Y como nací en Peñarol, eso no va a ser un problema.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Caminata, posmodernidad, falsas promesas y existencialismo

-Vamos a lo de Jonathan- alguien sentenció.
En mi grupo de amigos, posmoderno a más no poder, las ganas de desplazarse desde las incómodas tierras del barrio Peñarol al hermano barrio Lavalleja no llegan fácilmente. (Para aquellos que no conocen a ninguno de estos dos barrios y viven en alguna parte privilegiada del país donde hasta tienen semáforos, garitas en las paradas de ómnibus y cebras, les comento que la distancia es muy corta y perfectamente se puede hacer a pie en unos pocos minutos; lo que viene a reforzar mi idea de la apatía posmoderna que afecta a mis amistades y a mí); las ganas de desplazarse no llegan fácilmente, decía, así que hay que inducirlas. En este caso, para la mayoría bastó con que quien propuso la idea se limitara a repetirla:
-Vamos a lo de Jonathan.
A mí no me convenció del todo la idea. Sin embargo, tentado por la promesa de que en los alrededores de la casa del amigo a quien íbamos a buscar regalaban helados y todo tipo de golosinas, postergué mi apatía por un rato, sin abandonarla del todo, y accedí.

Mi alegría era mayúscula. Pocas veces me regalan helados.




El camino fue algo muy difícil de olvidar. Yo, meritoriamente, conseguí olvidarme por completo de lo que sucedió en él. Solo recuerdo que mis amigos se reían no me acuerdo bien de qué, y yo les decía algo …como…gracioso, a lo que ellos respondían con algo también gracioso….todo un plato estos chiquilines.
Asumo la responsabilidad de advertir al lector que los sucesos que se dieron durante el camino hacia Lavalleja no guardan ningún misterio; simplemente no los recuerdo, y de ningún modo se relacionan con sustancias ilegales o abuso de alcohol.
Era simplemente alegría de vivir, y expectativas de que me regalaran helados.


Pero todo idilio con la vida tiene su final. Es lamentable, pero no se puede evitar. Nada dura para siempre.
A pesar de las tentadoras promesas, al llegar a nuestro destino, no había nadie regalando helados ni golosinas.









Y allí todo se desmoronó. Primero que no hay nadie regalando helados; luego nadie regalando golosinas; después, que dios no existe; que la vida es un absurdo, que estamos acá, a la deriva; que la existencia es miserable y angustiante; y finalmente, que algún día nos vamos a morir.








lunes, 3 de noviembre de 2008

De la tele (tratando de distraer la mente en algo)

Ejercicio surrealista:

1- Enamórese de alguien que no lo corresponda.

2- Trate de convencerse que ya va a pasar.

3- Prenda la tele

4- Escriba lo primero que oiga y cambie de canal

5- Repita el procedimiento hasta aburrirse


A modo de ejemplo:


en la guardería de la manada, más felinos significan
ayudar a frenar todo el terrorismo

escribir la opción correcta: a b c o d
el siguiente es un programa recomendado exclusivamente para público adulto
-eso no tiene sentido- ¡charlie!-
¿verdad que no?
¿querés que tus comidas queden más ricas?

antes de conocerme; eso no quiere decir que yo no fuera guapo
magneton: usa tri ataque
bien, de acuerdo
es el hermano que ella quiere
se dedicó a terminar su carrera
the kiwies broke out the series
se impuso por la mínima diferencia

llegó a la meta dos segundos después
palabra autorizada

yo estaba afuera de Buenos aires, y me decía, no puedo festejar esto
necesito que hagan cajas
encuentra a la víctima con un hueco en la parte de atrás de su cabeza
pudimos entrar
es tan liviano y práctico, que ya no será un problema limpiar las alfombras de las escaleras
I´ll be there
hay días para quedarse a mirar, hay días que no hay nada para ver
a principios de los cuarenta
es avalado por talleres, por práctica, por experiencia
la falta de sueño afecta la concentración y el aprendizaje
¡están quemando una camioneta! ¡están quemando una camioneta!
pero en determinados casos, quizás es muy complejo. Es un submarino
.
-¿no sería excelente? Digo, que te graduaras-
-quiero recoger sus cosas, y el collar que te regalé-

-no hablemos más del asunto. No quiero molestarte-
antes de retirarte

¡contra la pared!
-oye, estás helado.- Estoy bien, no te preocupes.-

soy una chica
tu vives en constante peligro, ¿no?
dejaremos enfriar la preparación en la heladera

domingo, 2 de noviembre de 2008

Algo no anda bien por acá,
por este lado del pecho,
porque tener acceso a tus fotos
me empieza a hacer mal.

Tres clicks y te tengo en frente,
y me da ganas de llorar.
Pero no puedo dejar de mirar,
y mirar, y mirar,
porque si no miro,
me dan más ganas de llorar.

Y llorar no soluciona nada.
Tampoco sirve para nada.

Pero igual yo no lloro.
Solo tengo ganas de llorar.
Tampoco me reprimo, ni me rehuso a llorar;
y mucho menos lo contrario.

Es tan solo que me quedo mirando como un idiota,
resignado, tristísimo,
viendo como hay inalcanzables
y cosas que no se pueden dar jamás.

Miro la foto y exploto en palabras,
versos y versos
que termino por borrar,
censurar,
eliminar.
Y tampoco sirve de nada.

Y no me cree.

Será que cada uno tiene su lugar;
que no hago méritos suficientes;
que ese loco me da mil vueltas
y mareado, me empiezo a vomitar encima,
sin saber para donde rumbear.
Sin saber.

Y por eso escribo, porque no sé hacer otra cosa.



No me quiere.
Ya nada más importa.

domingo, 26 de octubre de 2008

Dicen que soy raro

La gente que me rodea dice que soy raro. Pero eso en realidad no es lo peor; lo más complicado es que, a pesar de ser mucha gente la que me rodea, lo hacen muy de cerca. No forman un círculo grande a mí alrededor sino que forman un círculo de cincuenta personas, todas muy cercanas a mí, apretujadas unas con otras, mirándome directamente a los ojos y diciéndome “raro”. Algunos ni siquiera me miran, solo gritan; o al menos los que están atrás de mi no me miran siempre. En verdad no lo pude comprobar con exactitud porque cada vez que me doy vuelta me observan directamente a los ojos, pero yo noto en su mirada nerviosismo e inquietud cuando los miro fijo, inquisidoramente. Ahí se alteran y, seguramente como mecanismo de defensa, no me dicen “raro” sino que me lo gritan.
-¡Raro!- Me gritan
Creo que hasta tienen dividida la concurrencia en voz “a” y voz “b”. No he encontrado aun, si es que existe, el encargado o la encargada de los arreglos corales para darle mis felicitaciones.
-¡Salgan! ¡Déjenme en paz!- Grito a veces como para canalizar la angustia. Nunca me dejaron de decir “raro” ni mucho menos de mirarme, salvo los de atrás que…ajá… ¡maldición! Son rápidos…ya te voy a agarrar, ya vas a estar mirando para otro lado, ¡rodeador negligente!
-¡Raro!-
-¡No me griten “raro”! ¿Qué va a pensar la gente?-
-¡Raro!-
-¿No se dan cuenta que la gente me mira raro? ¿No se dan cuenta que la gente me mira y dice: mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”?-
-¡Raro!-
-Y que la gente esa, poco a poco y producto de la curiosidad colectiva, se va aglomerando alrededor de los cincuenta rodeadores formando otro círculo, esta vez más amplio, que solo se dedica a comentar: Mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
-¡Raro!-
-Mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
Entonces yo me doy cuenta que cualquier cosa que diga es en vano. Decido quedarme en silencio, pero eso no me hace conseguir otra cosa que la atención de un grupo de gente que, formando un rectángulo (que incluye a los dos círculos concéntricos), comienza a decir: ese tipo está en silencio mientras lo rodean, le gritan “raro” y “mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
-¡Raro!-
-Mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
-Ese tipo está en silencio mientras lo rodean, le gritan “raro” y “mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
Me desequilibré. Me puse pañales y agarré los moldecitos para jugar en la arena. Pero era arena movediza y mis movimientos eran bastante lentos a causa de los pañales, así que perseguí la arena por todo Montevideo pero no la alcancé. Me angustio. ¡Viva la vida! Grito frotándome una foto de Humberto de Vargas vistiendo botas tejanas y una tanga atigrada.
-¡Raro!-
-Mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
-Ese tipo está en silencio mientras lo rodean, le gritan “raro” y “mirá, mirá, mirá; ese tipo está rodeado por mucha gente que le grita “raro”-
Me disfrazo del Zorro. Salgo a marcar con mi espada a la gente, pero como la “z” es muy difícil de hacer les marco con la “l” imprenta minúscula que es más fácil.
Me compré una regadera azul de plástico.
Bombilla.
Peluche.
Posmodernidad.
En fin, es lo que tiene.

domingo, 19 de octubre de 2008

Pinturas, elogios y flogs


Asumo que mi nuevo vicio, recorrer flogs, puede ser a primera vista peligroso e incomprensible. Pero...no, no hay peros en esta ocasión. Mas hay un "sin embargo". Sin embargo, luego de horas de búsqueda el milagro sucede; algo atrapa mi atención; o algo atrapa a mi atención, y la sujeta, la manosea, abusa de ella. En este caso se trata de la siguiente frase:


"HOLA ANTO. SOY EL FABRI EL MAS LINDO DE TODOS. TE CUENTO QUE TENES UNA SONRISA QUE NI PICASSO LA HUBIERA ECHO TAN PERFECTA"


Hay muchos aspectos que llamaron mi atención, y que la capturaron. Lo primero, evidentemente, que estaba escrito en mayúsculas. Eso a un pretencioso niño que escribe no se le pasa por alto.

Luego, las faltas de ortografía. Eso a un pretencioso niño que escribe pero que trabaja de docente enseñando un idioma para financiar su vida de escritor no le pasa desapercibido. Es un defecto de profesión.

Lo que llamó más mi atención, sin embargo, fue la frase final. "Te cuento que tenés una sonrisa que ni Picasso la hubiera echo tan perfecta"


Hipótesis uno:

- El comentario es una burla, y Fabri se está burlando de la sonrisa de Anto (cosa dificil de justificar, porque la susodicha era muy linda y tenía una sonrisa al tono)


Hipótesis dos:

- El comentario era un elogio, y el Picasso que yo conozco no es el mismo Picasso que conoce Fabri.


Hipótesis tres:

- Una de las dos hipótesis anteriores es correcta


Hipótesis cuatro:

- La hipótesis tres es correcta (y por lo tanto la uno o la dos también)


Hipótesis cinco:

-La hipótesis cuatro es correcta ( y por lo tanto la uno y la tres también; o la dos y la tres también).


Y así.

lunes, 13 de octubre de 2008

Conversaciones con el cura de la parroquia de acá a la vuelta

Hace unos días me fumé un porro con el cura de la parroquia de acá a la vuelta. Entre pitada y pitada, mientras comentábamos lo loco que está el mundo, y nos reíamos, no me acuerdo ahora bien de qué, el tipo me empezó a contar una historia increíble. Era algo más o menos así. Parece que como procesaron, o están por procesar, a 1700 curas en Brasil por abuso de menores, los sacerdotes del vaticano están planeando una especie de controles semanales, y eso genera cierta “inquietud”, según me dijo. Me acuerdo que dijo “inquietud”, y que puso una cara especial, porque en ese momento le había quedado un poco de dulce de leche en la comisura de los labios; a esa altura ya estábamos dale que te dale al dulce, cada uno con una cuchara de sopa. El dulce estaba en el cáliz con el que daba la misa.
A medida que pasaba el tiempo, nos reíamos como idiotas. El cura, entre carcajada y tos, me contó que lo de los curas brasileros estaba bastante organizado, que hasta había una especie de manual de abusos. Yo me horroricé. Después me reí. Con horror, pero me reí. Le pregunté si había leído el libro. Me dijo que no. Y agregó “porque no entiendo el portugués”. Yo lo miré fijo, como reprimiendo su comportamiento. El me miró, tal vez creyendo que mi mirada reprimía no su comportamiento sino su ignorancia, y me dijo “no entiendo el portugués, pero los dibujitos me quedaron claros”. Ahí no me reí.
Después sí me reí. Pero con culpa. Es que no lo podía evitar. Y después de dar unos cucharazos más al dulce de leche el cura se soltó, y ahondó en detalles acerca de los dibujitos. Eran bastante claros sí. Cualquiera los entendería; era una mezcla del Kamasutra con el album de figuritas de patito feo.
El cura se había acalorado en las descripciones, al punto que pasaba de lo meramente verbal, a la mímica.
“Y entonces le hacés así” estaba diciendo el cura, cuando el monaguillo regresó del kiosco de la estación donde compró la nueva Maxim con una trolota argentina en la tapa para masturbarse a escondidas en sus aposentos. El cura detuvo sus explicaciones corporales porque consideraba incorrecto que el pequeño monaguillo estuviese al tanto de “determinados menesteres para los que todavía no está preparado.”
La explicación siguió por un buen rato más, hasta que empezamos a charlar de nuevo acerca de la parte escrita del libro. Me contó, con la misma cara de asco que pondríamos al bajarnos un vaso de vinagre creyendo que se trata de jugo de manzana, que había un capítulo dedicado a los psicólogos. O a los “sirvientes de Satanás”, como los llamaba el clérigo. En el manual de abusos, según me dijo, había un capítulo específico dedicado a ellos. Me contó además que el resto de los capítulos estaban dedicados a consejos prácticos que acompañaban las ilustraciones. Por ejemplo, me comentó que según el manual, era preferible abusar de niños huérfanos, porque tal parece que a los padres no les gusta que se abuse sexualmente de sus hijos y pueden llegar a ser un problema. De cualquier modo me dijo que el principal problema eran los terapeutas de Belcebú o psicólogos, los cuales, a su criterio “fomentan los abusos, investigando tanto”. “Si un niño cambia de conducta- me decía el cura- ya hay un psicólogo investigando algo, o haciendo diagnósticos. No te dejan vivir. A veces vos no abusás, es un simple roce, o un pequeño correctivo en las nalgas; pero con esos no hay transa, te etiquetan por cualquier bobada” Yo lo miré. El me miró. “¿Quién alguna vez no se ha querido pasar a un niño, no?”, me dijo, guiñando un ojo. “Yo”, le respondí, honestamente. Y esa honestidad debió calar hondo, porque de pronto el servidor de dios me miró, y entre lágrimas me dijo:
-Tengo un problema
Yo había escuchado unos cuantos problemas en lo que iba de la charla, pero éste parecía afligirlo especialmente.
-¿Sabés qué pasa? – Me dijo, tapándose la cara con ambas manos, llorando a cántaros – Me van a excomulgar. Me pasé a un botija…y…usé condón.

lunes, 6 de octubre de 2008

Qué hacer cuando la mujer que querés no te quiere, y encima anda con otro

Escribir consejos.

Redactar una serie de consejos acerca de las cosas que se pueden hacer cuando la mujer que uno quiere no lo corresponde y encima anda con otro, es una buena forma de empezar. Sinceramente, me parece lo más natural. Si uno anda necesitado de consejos, ¿qué mejor que invertir su tiempo en hallarlos por sí mismo?
De nada sirven los libros de autoayuda o cualquier material del estilo, porque los pocos que han sido escritos con la voluntad de ayudar al sufriente son básicamente ineficaces. Sucede que cada persona reacciona de modo diferente ante situaciones similares. Un amor no correspondido, no se corresponde con ninguno de los demás amores no correspondidos; sucede que éstos son el producto de la interacción o de la acción de una de las partes de modo unilateral (cuando la mina te ignora), y por lo tanto, son subjetivas.
En otras palabras, si el asunto es entre individuos, las reacciones son también individuales, y por definición, distintas. Subjetivas, como decía.
Esa subjetividad, exacerbada, tal vez, me obliga a advertir que puede existir cierta relatividad en la verdad y eficacia de los consejos que pretendo brindar. Incluso en éste mismo.
* *

Jugar al Winning Eleven.

Una manera bastante entretenida de enfrentar la triste situación de no correspondencia es ocupar el tiempo que de otro modo se ocuparía en los menesteres amorosos con la mujer querida, jugando al play station. También puede recomendarse el mismo juego en PC. Incluso se puede utilizar otro juego, siempre y cuando se pueda conseguir un grado de adicción u obsesión con el suficiente poder como para desplazar a las urgencias amatorias.

* * *

Consumir estupefacientes

En este punto se debe apostar a la apertura. Da lo mismo que sea una droga legal o ilegal, recetada o automedicada; el tema es engancharse con algo que a uno le vaya arruinando la vida de a poco. Entonces al mismo tiempo que se va creando una necesidad física y uno termina sintiendo cierta satisfacción al consumir la sustancia en cuestión, se sustituye el dolor de la ausencia de la mujer querida por la fisura en la espera a que se despierte de la siesta el loco de la boca y te venda de una vez; o lo sustituye por el temblor de manos al tomar la caja que contiene la tableta con las pastillas tranquilizantes minutos antes de acostarse a tratar de dormir por segunda o tercera vez en la semana. Y ya es viernes.
Ponerse ciego, lento, estúpido o directamente pasar durmiendo despierto, funciona durante un tiempo, pero no por más de uno o dos meses. Cuando el aparato anímico se acostumbra al sedante o estimulante, sea éste el que sea, deja de funcionar. El cuerpo puede sudar y temblar pidiendo la rayita o la pastillita, pero eso ya no es útil. La falta de ESA mujer volvió. Uno no se puede olvidar de lo que se acaba de acordar.
La mina no te quiere. Y encima sos un adicto.
Mirate. Sos una mugre.

* * *

Leer compulsivamente

No estoy seguro si se trata solamente de leer compulsivamente, o si también se debe incluir el hecho de comprar libros con mayor asiduidad y apilarlos, auto imponiéndose determinados órdenes a la hora de leerlos. Ya sean éstos órdenes cronológicos con respecto a su compra o a su edición, temáticos, de idioma, o de género; a la hora de leerlos lo que uno está haciendo es sustituir la disciplina de pareja; usted está reforzando el super yo, en definitiva, poniéndose los límites normales que existirían si usted tuviese a la persona que no vamos a volver a nombrar para no hacerle sentir peor aun, a su lado.
Por otra parte no olvide, aunque esto le cause cierto rechazo al principio, y le suene solo a un consuelo tonto, que usted se está transformando en una mejor persona. Y eso es siempre bueno.
Yo, particularmente, prefiero ser mejor que peor. Es uno de esos caprichos que uno se puede dar, de vez en cuando.

* * * *

Fingir que a uno le interesan las anécdotas de sus padres

Desde tiempos ancestrales el ser humano viene escondiéndose de los problemas que lo afectan. O bien corre del mamut que lo persigue para matarlo y se esconde en la caverna; o bien se refugia en la cueva para resistir el frío; o bien le escapa al señor ese de sotana que le grita “hereje” con antorcha y cruz en mano; o bien le escapa al señor de verde con la metralleta; o bien le escapa al vacío y a la angustia del rechazo corriendo como un loco al vientre materno, o en el mejor de los casos, a la protección paterna.
Por favor trate de no meterse en el vientre materno.
Mantenga su dignidad, y por sobre todas las cosas, la dignidad de su madre. Uno, por más rechazado que se sienta, no tiene derecho a violentar a su madre de semejante modo. No hay que entrar siempre por el lugar desde el cual se salió. Nadie nos da ese derecho.
Con respecto a la protección paterna, poco más hay que decir de su utilidad; tal vez solo que un padre es todo lo que no queremos ser, y todo lo que indefectiblemente terminaremos siendo.
Y así ante la angustia y el dolor, acudimos a nuestros padres. Es una buena estrategia, si se usa con mesura. El equilibrio ante todo. Tal vez, producto del rechazo sistemático uno puede, en una de esas, llegar a sentirse mal, y querer hacer algo que lo haga sentir bien; ese algo puede ser escuchar a sus padres y sentirse bien con uno mismo, haciendo la buena acción del día, desprendiéndose de la molesta sensación de culpa.
Ellos tendrán mil anécdotas e intereses que para usted son una reverenda bosta, y hablo de esa bosta verdosa, espesa, olorosa y maciza; pero usted fingirá interés en esas cosas para obtener a cambio una momentánea sensación de seguridad, de certidumbre, una especie de regresión a aquella época cuando usted era un tipo normal que no había sido envuelto por los encantos de la mujer a la cual, por su bien, intentaremos no hacer más referencias.
Este consejo no tiene fecha de caducidad, siempre y cuando no se use de forma continua. De otro modo, al igual que con la droga, se pierde el efecto anestésico deseado.

* * * * *


Emborracharse con sus amigos

Si hace falta romper las felices parejas que pueden tener sus amigos exigiéndoles que salgan con usted a tomar cerveza y a escuchar lo miserable que es su vida en lugar de ir a esa cena en lo de la familia de la novia, está en todo su derecho. Para eso están sus amigos; para ayudarlo a usted, arruinándose ellos. Como lo han arruinado ellos de algún modo, y en algún momento, a usted. La amistad consiste en sacrificarse por el otro como no lo haría por nadie más, y exigirles sacrificios a otros en pos de su bienestar como no se los exigiría a nadie más.
Tome. Tome mucho. Arruínese el estómago; llore, ría, cante retiradas de murga abrazando a sus amigos, filosofe sentado en el cordón de la vereda hasta que los vecinos fascistas llamen al patrullero y se tenga que ir a otra vereda, o en busca de otra cerveza. Exteriorice esa ignorancia de cómo funciona el mundo con aquellos que comprenden tan poco como usted, pero no les importa.
Porque son sus amigos.
Y por que les gusta tomar.
Al igual que algunas actividades anteriores, se debe realizar con moderación. Cambiar mal de amores por cirrosis, no es siempre el mejor negocio.

* * * * * *

Aprender a hacer helado de limón casero

Funciona. Debajo le extiendo la receta básica para hacer helado casero de limón. Tenga en cuenta que la clave para olvidar a la persona que prometimos no volver a mencionar, está en exprimir los limones. Cuando lo haga, imagine que los limones no son otra cosa que representaciones tangibles de la cabeza del novio de la mujer que usted ama, y el jugo de limón, su sangre. A mayor envidia, exprimida más potente; a exprimida más potente, más jugo; a más jugo, mejor helado; a mejor helado, más satisfacción momentánea. Y, en consecuencia, a mayor satisfacción momentánea, menor dolor perpetuo

Ingredientes:

Cuatro limones
Dos tazas de leche
Una taza de azúcar

Implementos:

Recipiente de plástico que pueda albergar al menos un litro de helado
Una cuchara de sopa
Un exprimidor
(no juguera porque sino se pierde el efecto catártico)
Al menos una taza
Un congelador

Procedimiento:

Llene una taza de leche
Vierta su contenido en el recipiente
Vuelva a realizar el mismo procedimiento, una vez más
Exprima los cuatro limones
Vierta el jugo de los limones en el recipiente
Revuelva la leche y el jugo de limón con la cuchara de sopa
Llene una taza con azúcar
Vierta el contenido de la taza en el recipiente
Revuelva nuevamente con la cuchara de sopa
Cuando el líquido esté espeso y con un color uniforme póngalo en el congelador
Espere a que se congele
Listo.

* * * * * * *

domingo, 5 de octubre de 2008

Día del patrimonio (o no te salgo a la calle ni loco)

Ah, yo hoy no te salgo a la calle ni loco. No señor. No con toda esa gente sacando fotos como japoneses cocainómanos a máquinas de tren de hace dos siglos. Yo no te salgo a la calle a tener que explicarle a señores ricos que asoman su cabeza por la ventana de sus super camionetas el porqué del nombre del barrio: ¡leé el folletito que tenés en la mano, pelotudo!
Este año no voy a caer en el mismo error del año pasado...
No, no sé si hay algún "super" abierto. No señora, no sé. No sé. No sé. ¡Dejenme en paz! Es domingo, tengo resaca, el sol me da en la cara y no estoy de ánimo para ser guía turístico. Y menos para usté, señorita. Si no hubiese pasado usté tres horas en la cama solar no tendría necesidad de preguntarme, como lo hizo el año pasado, "¿dónde hay una tienda de cosméticos, que necesito crema humectante?" ¡Tienda de cosméticos! ¡En peñarol! No tenemos semáforos y querés "tienda de cosméticos". Ni sé bien lo que es una tienda de cosméticos.
Te digo que estos ricos tienen sentido del humor.

¿Y vos rubia? ¿Qué me mirás así? ¿Qué? Qué mirás a la gente con esa cara de "¿se les podrá tirar caramelos?" No te hagas la estrella, flaquita; que acá nos gustan las mujeres de verdad, no las modelos anoréxicas europeizadas con piel naranja y botellita de agua mineral como vos. Acá ninguna mina tiene nada que envidiarte a vos, chetita. Y no, no te miramos porque seas linda...no señorita. Miramos la camioneta que maneja tu papi y nos imaginamos lo que le pasaría si estuviese en ese mismo lugar, pero después de las nueve de la noche. ¿Por qué no mirás con esa carita sobradora a los lateros que salen a robar macetas para conseguir la dosis del día, cuando cae la tarde? A ellos les va a encantar que los mires así.

Oligarcas de mierda.
Me cago en el turismo interno, ¡no te queremos acá! NO TE QUEREMOS ACÁ.
Te odio.
Los odio.
Si a nosotros nos para la policía en tu barrio (si es que logramos llegar) y nos pregunta qué estamos haciendo ahí, como si fuese de por sí un delito estar en el barrio que no es el propio, ¿qué te hace creer que nos caés bien? ¡Andate de acá!
Oligarca go home!




miércoles, 1 de octubre de 2008

La revolución empieza en el baño

Hoy voy a empezar la revolución.
De este simple acto al comunismo libertario hay una gran distancia;
pero no me importa.
O, precisamente, me importa mucho.

Hoy voy a empezar la revolución,
y lo haré del siguiente modo: lavando ese par de medias que está tirado en el baño.
Si lo dejo ahí,
comenzará la competencia en casa
para ver quién es más neurótico
y lava ese par de medias primero;
y de seguro ganará mi madre.
Ella tiene el culpómetro más potente que conozco.
Y no es justo que ella lave ese par de medias.
Porque ese es mi par de medias

La canción de la polla dice,
destilando ironía,
“Hoy haré la revolución, en mi coche nuevo”;
yo hoy haré la revolución lavando un par de medias.

Es fácil:
agarro las medias,
las pongo en agua,
agarro jabón,
y frota que te frota,
frota que te frota,
la explotación explota.

Hoy voy a empezar la revolución en mi baño.

Soy conciente que las revoluciones no son un acto individual,
al menos no exclusivamente,
así que insto a todos y todas,
a empezar la revolución;
hoy mismo en lo posible.
Y cada uno en donde crea que debe comenzar.
Yo empezaré la revolución en el baño.
Que aquella que no sabe hacer mezcla y poner azulejos,
aprenda.
Que el que no sabe cocinar, que aprenda.

Ojo, no pretendo ser vanguardia de nada.
Solo digo que hoy voy a empezar la revolución
y no quiero hacerlo solo.

Ella no sabe arreglar la cisterna pero quiere aprender;
ella es revolucionaria y compañera;
aquel no sabe cocinar pero lo va a intentar;
él es compañero y revolucionario.
Ellos no saben coser, pero lo van a intentar;
ellos son Durruti.
Ellas no saben arreglar el enchufe, pero no temen aprender;
ellas son las madres de la plaza.

Lamento que el texto quede así,
sin un final,
ni un redondeo de ideas;
pero es que no tengo tiempo.
Hoy voy a empezar la revolución.

Circo


Hoy se me metió un circo en la mochila. En el ómnibus me moría de la vergüenza, porque el ruido de la música y el rugir de los tigres llamaban la atención de los pasajeros. En un momento, accidentalmente, uno de los trapecistas asomó la cabeza por un agujero de bala hecho por el hombre- bala. Por suerte nadie lo vio y quedé más o menos al resguardo de los malos comentarios de los demás.
Por otra parte, el número de los payasos era muy triste, no en tanto que mal efectuado, sino porque se basaba en el relato de la trágica muerte de la madre de uno de ellos y el suicidio de la madre del otro. Me puse un poco triste, pero no al extremo del llanto. Nadie en el ómnibus pareció notarlo.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Salida

- ¿Salida? No. Acá no hay salida.- Me dijo el hombre, con tono burlón. Luego fijó su mirada en un punto en la lejanía, y completó:
- No hay salida, mi amigo, como tampoco hay entrada. Este lugar es todo.-

jueves, 25 de septiembre de 2008

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Multiple choice


Cuando a uno le toca nacer en el barrio Peñarol, solo puede hacer tres cosas:

-Aburrirse

-Meterse de milico en el cuartel

-Irse

lunes, 15 de septiembre de 2008

Nota transparente (versión personal de una “nota de color” pero sin mucho contenido)


Este post puede contener lenguaje soez




De cómo se putean las mujeres menores de 25 años.

Para mí fue un descubrimiento.
Para mí fue un descubrimiento ver cómo se putean las minas de mi país. Y cuando digo “cómo”, en realidad, me refiero a “cuánto”…pero yo soy así, digo una cosa cuando quiero, y debo, decir otra.
Después de compartir durante tres años salón de clases con un grupo mayormente femenino; después de haber conocido e interactuado con gurisas que viven con amigas, o en residencias; después de haber leído durante horas los comentarios en los flogs (esa es mi nueva afición) pude constatar que las mujeres son tan agresivas verbalmente como los hombres. Y eso no me llena de orgullo, diría que todo lo contrario. Y digo “diría”, porque no lo voy a decir.
Es que yo estaba muy segurito en mi hipótesis psicológica autocomplaciente según la cual los hombres nos puteamos más como consecuencia de una crianza competitiva, donde hay que competir con nuestro padre por la atención de mamá (y nótese que dije “padre” y no “papá”, hasta allí llega la competencia); donde hay que competir con los amigos para ver quién la tiene más grande, para ver quién es más guapo, para ver quién gana más minas, para ver quién escupe más lejos, etc.. (por obvias razones, a mí nunca me gustaron demasiado las competencias de este tipo).
Pero, oh sorpresa, me vengo a encontrar que las nenas se putean tanto como los nenes. “Chupa pija”, “cagón” y “puto” tienen sus correspondientes en “trola”, “puta del orto” o “yegua” (yegua no como elogio a un físico privilegiado “qué caballo”, sino más bien como "persona de proceder maligno e inadecuado"); solo por citar algunos modestos ejemplos. Yo sabía que había competencia entre las mujeres, tampoco soy tan gil, pero lo de las puteadas para mí fue una novedad.
FFFFFFFF (resoplando)……qué difícil es cuando se te cae el paradigma. Todavía me acuerdo cuando me enteré que la nena esa que vivía en la otra cuadra no solo tenía linda cola, sino que por ella salía una desagradable y pastosa materia fecal pestilente.
Hay verdades que desmoralizan.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Yo, a menos que vos lo digas

Yo voy a estar siempre;
a menos que vos me digas
que no esté más.

Voy a estar siempre allí lejos,
expectante y curioso,
a menos que vos me digas
que no esté más.

Voy a seguir escribiendo
como poseído toda la noche,
a menos que vos me digas
que no lo haga más.

Entonces escribiría de día,
todo bien con lo que pidas,
pero tampoco da pa exagerar.

martes, 9 de septiembre de 2008

Cuentos cortos, viveza criolla y tarea domiciliaria

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"

Augusto Monterroso.

"Esnatu zenean, dinosauroak hantxe jarraitzen zuen"

Ta, no sé, como me pareció medio corto el cuento este de Monterroso...siete palabras mijo...siete palabras te alcanzaron para hacer un cuento, y encima bien escrito, me mandé una traducida al euskera para ver qué tal ando.

*Para quienes no estén al tanto (casi toda la humanidad), estoy tomando clases de euskera online, con una amiga, y mi tarea para esta semana era intentar traducir un texto del castellano al vasco. Y yo me encontré un cuento de siete palabras.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Se me apagó el auto, arriba del 411

No deberían darme
la libreta para conducir-me.
Creo que no paso el examen.

Lo lamento mucho,
por mí, especialmente,
pero se me apagó el auto
en el repecho de la envidia.

Y está muy mal.
Y lo sé.
Pero te tengo envidia,
flaco.

Y no es una envidia sana,
si es que tal cosa fuese posible;
es una envidia fea,
muy cochina.

Quiero lo que vos tenés,
y que vos no lo tengas más;
no es nada personal, y está muy mal,
tan solo no lo puedo evitar.

Yo no pude sacar la libreta
para conducir-me.

jueves, 28 de agosto de 2008

El lugar de los canastos vacíos

El cielo está gris. Hay un ambiente opresivo que me incomoda, que me produce desconfianza. Por momentos parece que todo fuese un relato de Kafka.
Siento que la gente me mira raro hoy, como si yo fuese alguien ajeno; tal vez puedan notar, de algún modo, que algo cambió. Que hoy salí más decidido. Que en cierto modo no soy el mismo.
Sí, es cierto, me tomó por sorpresa el aspecto del mundo hoy; pero no por eso me olvido de lo que quiero, y cuánto lo quiero.
Unas cuadras después del shock inicial me siento más calmo, mejora mi respiración antes afectada por la presión del ambiente; la sensación opresiva continúa, pero parece que me adapto a medida que pasa el tiempo. Camino y camino. A veces, intercalo cortas carreras. La gente me mira, y para no ser menos, yo los miro a ellos. Me paro, de golpe, y me quedo mirando a un grupo de tres personas que camina por la calle. Yo subo a la vereda, continuando la caminata, pero los sigo mirando fijo. Los veo y los examino. Ahora ya no me miran más. Pero yo los sigo mirando fijamente, y no desisto en ningún momento, ni siquiera después de darme de lleno contra un árbol. A la hora de mirar a alguien, soy incorruptible.
Después de los primeros mareos luego del golpe, y de la extraña sensación de haber perdido el conocimiento durante unos segundos, retomo la caminata.
La calle sigue oscura, y la visión es demasiado opaca; sin embargo, alcanzo a ver el puesto allá a lo lejos. A medida que me acerco veo que el dueño de la florería está cerrando. Está levantando todos los canastos con tanta prisa que me veo en la necesidad de apurarme y llegar hasta él.

-Me agarra cerrando, mi amigo- Dice el vendedor, al verme llegar impetuosamente.
-¿Ya cierra?- Le pregunté, mientras recuperaba el aire.
-Es que…se viene la lluvia- Me dice, señalando el cielo con su mentón.
Al ver que no deja de guardar los canastos, me apresuro a decirle lo que vine a decirle.
- Vengo a buscar una flor. Es una flor en particular- No me deja terminar la oración, diciendo:
-Ya no tengo flores. Se viene la lluvia, ¿no ve? – Dice, repitiendo el gesto con su mentón.
-Pero yo necesito esa flor.- Debo de haber sido muy expresivo con mi cara, porque el vendedor de la florería dejó de amontonar los canastos vacíos, y mirándome a los ojos, me dijo:
-Lo lamento pibe. Se acaban de llevar la última de las flores que tenía.-
-¿Llegué tarde, no?- Pregunté, agachando la cabeza, desconcertado.
-Sí- Dijo el señor de la florería, mientras continuaba juntando el resto de los canastos y la mesa plegable.
En efecto, todos los canastos estaban vacíos.
No tuve tiempo de decir nada más, porque el hombre se desentendió de la situación.
- Voy a volver mañana- Alcancé a decir, pero no sé si me escuchó.
Ahora mejor me vuelvo a casa, antes que se largue a llover.

jueves, 21 de agosto de 2008

El flog de barnie


weno!!!!!!! ke onda pipol?
a k subo una pic mia bailando tech
en la casa de mechi,
ad+ estabn : felis, luli, agus, facu, fede y mili.
la pasms genial!!!
besosssssss!!!!!!!!!!!!
firrrrrmen che

El flog de barnie

wei wei!!!!
acá toy de new con una pic re special para mi!!!!!!!!
a i estams el wini, bob sponge y yo tratando de llevar a casa
a la cumpleañera para pasarnosla toda…
arriba y firmen lindo!!!!!!!!

El flog de barnie

ehhhhhhhhhhhhh sa ¡!!!!!! como andan?????
yo d + porque con c guí droga!!!!!!!!
la pic que subo
muestra el moment exacto cuando toy entrando a la boca
a comprar base!!!!!
firmen ke yo respond!!!!!!!!!!
besosss!!!!!!!!!


El flog de barnie

Wuenassssssss!
toi re triste….
a b ces pienso ke la vida no
vale al pena…
es t mundo no me entiende!!!!!
p ro = a k me paso
para colgar esta pic mia
en la casa de mi tio aroldo
un saludo tioaroldo!!!!!!!
ke duro k estaba my god!!!!!!!

pd: kreo k la base me hace papada
k d - !!!!!!!!!!

holis!!!!!!!!!!!!!!! holis para todos!!!!!!!!!
en esta pic ke subo estoy tratando
de contener 1 ereccion, pork abia ninios
y no esta bien exitarse con ellos


efffffeame k t efffffffffeo!!!!!
I promise!!!!!!!!!!

pd: la de rosa, al fondo, es mi mum!!!!

El flog de barnie

yeah!!!!!!!!!!!!!!!
a k toy
re aburrido
x eso subo esta pic re vieja
a i toy yo andando en la moto
kon mi novio del alma de mi corazon
Rodolfo
Rodolfo t re kiero!!!!
firmen
firmen
firmen

ls r kiero!!!!!!!!!!

martes, 19 de agosto de 2008

Al abuelo

La radio negra a pilas ya se niega a funcionar;
y si lo hace una vez más,
seguro repetirá
una y otra vez
el primer verso
de aquel tango
cantado por Gardel,
con la firme y dulce voz
que esconde la cruda verdad:
“sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando”

miércoles, 13 de agosto de 2008

Fiesta sorpresa

Es un cuarto grande; más bien un salón. Todos están escondidos y la luz está apagada. Si se presta suficiente atención, se puede escuchar el entrecortado sonido de las respiraciones expectantes. El silencio se hace total al escuchar el sonido de la llave del apartamento. Walter ha llegado. El aire parece cortarse con el aliento contenido de los presentes. La torta está en su lugar, estratégicamente colocada detrás del centro de mesa lleno de frutas. Ni bien Walter encienda la luz, todos saldrán de sus escondites y le sorprenderán en el día de su cumpleaños número cuarenta. Walter, sin embargo, no enciende la luz. Camina a tientas hasta el armario y guarda algo en él. La puerta del apartamento capta la atención auditiva de todos, pues alguien ha golpeado, desde el otro lado, con mucha suavidad. Walter, sin encender las luces, se acerca y abre. Es un predicador evangelista. Walter lo hace pasar y lo invita con un vaso de agua. El predicador intenta hacerle ver las ventajas de creer en dios, mientras que Walter busca la manera de seducirlo y convencerlo de lo ventajoso que sería para ellos ducharse juntos. Además, dice Walter, no hay nada que agrade más a dios que el sexo entre dos personas del mismo sexo, en especial si uno de ellos es creyente. Luego se corrigió, y dijo que sí había algo que agrada más a dios, y es la inclusión de niños y animales. Es allí donde ingresa el niño haitiano refugiado de guerra que Walter usaba como esclavo sexual y médico de cabecera, y comienza la sesión de zoofilia con el burro que el mismo pastor evangelista hizo aparecer de su biblia de bolsillo, luego de recitar unas cuantas palabras en latín. Ya desnudos, mientras buscaban las esponjas, los jabones y los salvavidas con forma de pato de hule, los invitados se dieron a conocer y alarmados le preguntaron a Walter qué estaba haciendo. Walter, sonriente, gritó << ¡Sorpresa!>> y puso sus manos en la cintura. Una vez hecho esto, comenzó a girar su cintura hasta dar un giro de 360 grados; luego saltó en un pie, se sentó en el piso y se dedicó a chuparse el dedo gordo del pie derecho. La gente que había preparado la fiesta sorpresa fue sorprendida, pero no por eso se arruinó el festejo. Todos, algunos antes y otros después, se unieron a la ducha colectiva. Uno por uno comenzaron a quitarse la ropa y a cantar canciones cochinas. Entre ellas hubo una versión muy inquietante de la marcha a la bandera. Uno de los presentes comentó "qué lejos que queda California". Otro, más interesado en los asuntos campestres, le comentó que en catalán, “noche” se escribe “nit”.
Mientras todos contemplan la escena una lluvia de muñecas barbie comienza a fluir desde el piso, al igual que gusanos, ticholos y árabes con turbantes. La sala se transforma en un lugar repleto, atiborrado de gente; pero altamente pluricultural. Accidentalmente golpea la puerta un extraterrestre, que dobló mal en los accesos de Nuevo París y terminó en el pasillo del edificio donde reside Walter. El dueño de casa interrumpió la acción y abrió la puerta. Le preguntó al extraterrestre qué deseaba, y éste le contestó que tenía que darle un mensaje urgente para la humanidad. En ese momento, pero en otra parte de la ciudad, pasaban muchas otras cosas.

viernes, 8 de agosto de 2008

Si sin tilde

Si fuese más lindo
Si fuese más grandote
Si fuese más inteligente
Si fuese mejor
Si te hubiese conocido antes
Ah sí , sí, tanto condicional
tanto condicional,
tanto si sin tilde
if
if
if

y tan poco tiempo.

lunes, 4 de agosto de 2008

El amor sin moral católica

-Hola
-Hola
-Me gustás
-Vos también
-¿Querés cojer?
-Sí. Vamos

El amor con moral católica

-Hola preciosa (¡qué divina que está!)
-Salí, desubicado (¡qué bueno, soy deseada, esta pantalón me debe quedar bien!)
-Bueno, no te pongas así, mi amor (qué histérica de mierda)
-No seas pesado. ¿No tenés nada mejor que hacer? (seguí elogiándome, ¿acaso no viste la remera justa que llevo? Capaz que el color no va conmigo…)
-Yo a vos te conozco de alguna parte… ¿vos no fuiste al liceo conmigo? (si, estoy seguro que fue)
-Mmm…no me acuerdo de vos (si, es cierto; en el liceo estaba divino y ahora más)
-Yo sí que me acuerdo de vos (ya te tenía ganas)
-Ah, puede ser. Creo que te saco (¡divino, qué bueno que te acuerdes de mí!)
-¿En qué andás? ¿Qué hiciste todos estos años? (¿tendrá novio?)
-Y, acá. Estoy estudiando magisterio (ojala se de cuenta que soy culta, estudiosa, que me gustan los niños y que tengo instinto maternal)
-Ah, mirá que bueno. Yo estudiaba en la facultad de Humanidades, pero tuve que dejar para ponerme a trabajar (va creer que soy un ignorante)
-Ah, no estudiás más (qué maduro y responsable; además de divino tiene plata)
-No, pero pienso volver…cuando me haga tiempo (sí, cree que soy un burro)
-Disculpame, pero estoy re apurada (ojala se ofrezca a acompañarme)
-Pará, pará. ¿No me…no me darías tu teléfono? (soy un pelotudo, mirá como se lo digo. Me doy lástima)
-¿Mi teléfono? (te doy mi teléfono y todo lo que me pidas, divino)
- No, digo…como para estar en contacto, no sé (y sí, soy un boludo)
-Bueno, está bien (¿le pido el de él, o pensará que estoy desesperada?)
- Buenazo. Lo voy a anotar acá también, para no perderlo (¿qué hago? ¿La llamo hoy? No. Mejor la llamo mañana o pasado, sino va a pensar que estoy desesperado, o que la estoy acosando. Muy entusiasmada no parece)
-Bien, me voy porque llego tarde (pero por vos espero, divino)
-Bueno, te llamo un día de estos, ¿ta? (¿a ver si le interesa que la llame?)
-Si, bueno…yo estoy siempre muy ocupada, pero,…está bien, qué se yo (ojala me llame esta noche)
-¿Y cuándo te podré encontrar? (me parece que no quiere que la llame)
-No se, no se. Tengo horarios muy complicados (llamame cuando quieras)
-Bueno, yo te llamo y veo si te encuentro (me voy a gastar los dedos, de tanto llamar)
- Me voy porque llego tarde, chau (ojala me mire cuando me voy)
-Chau. Te llamo (¿la miro o no? No, mirá si se da vuelta y me ve; va a pensar que soy un baboso)
-(No me miró. Seguro que no me llama. Lo debo haber espantado. Siempre me pasa lo mismo)
- (Qué apurada que estaba. Debe creer que soy un pesado; igual la llamo, con probar no pierdo nada)