martes, 23 de diciembre de 2008

DOLOR


Horacio Quiroga, en su decálogo del perfecto cuentista, recomendaba no escribir bajo los efectos de una fuerte emoción, sino aguardar a que ésta se aplaque, y evocarla luego, para escribir.
Quiroga, andate a la mierda vos, tus decálogos y tus consejos. Escribo ahorita mismo, con este dolor que tengo en el alma. ¡Desapareció la línea 411! ¡Fue ELIMINADA de la faz del barrio Peñarol!
Las lágrimas me invaden.
¿Qué ómnibus voy a esperar ahora durante veinte minutos? ¿El 147? No es lo mismo...
Ya nada es lo mismo.
Yo ya no soy el mismo.
Miro tu foto, hermano, y lloro.
¿Y ahora qué?
¿Y ahora qué?
¿Y ahora cómo seguimos en pie?

-Que no me tengo que poner así-
-Que el cambio de pastillas me puede estar afectando el humor- me dicen
-Que ahora tenemos el L29 , que hace un cuarto del recorrido que hacías vos...- ¡L29! ¿Pero qué somos? ¿Un antigripal carajo? ACF4, L29, ¡una mierda! ¡Prefiero mil veces agarrarme gripe en tu espera! ¡Prefiero estornudar acurrucado contra tus ventanas, oh dulcinea roja y blanca!

L29 GO HOME!!!!!

No puedo seguir escribiendo así.

Solo me queda llorar...




*Querido Horacio Quiroga, tal vez me haya excedido un poco en algunas de las consideraciones hacia tu persona. Fueron producto de mi ímpetu de joven narrador herido en su más sensible zona. El barrio.
Te pido disculpas formalmente.

2 comentarios:

  1. Pobre Quiroga...el no tiene la culpa...yo que sé....
    Y con respecto a lo otro, bueno, hermano, son cosas que pasan. Se tomaron en serio eso de no dejarlos salir del barrio.
    Tomalo para el otro lado, esto es una buena noticia para fomentar la independencia barrial!!!!!!!

    411 RIP

    (en este ómnibus es en el que venías a casa de día, ¿no? Yo también aprendí a quererlo)

    ResponderEliminar
  2. No tuve el placer de conocerlo, pero igual: Mi más sentido pésame...

    ResponderEliminar