Volví a caer
en este amanecer,
aferrado a la lapicera
con las baldosas sucias
de mi vereda
haciendo de papel;
ando cargado de cuentos tintos,
de imágenes rosado-dulce,
de indecisiones y laberintos
en cajas de cartón;
justo me vine a caer
en este extraño amanecer,
atragantado con sueños dulces,
por querer dormir de apurado,
por soñar, soñar y soñar sin masticar.
Ahora entiendo porqué no duermo:
de tanto abrirles el corral
se me van escapando los sueños.
¿Cuál de ellos va a desafiar al resto
y va a meterse de vuelta en mi corral abierto?
Sólo queda la vigilia policía,
otra mañana miliquera,
y la implacable represión
de algún que otro inoportuno
rayo de sol.
siempre es malo no dormir, salvo cuando salen poemas lindos :)
ResponderEliminaranda a saber cuando no es "inoportuno" un rayo de sol.
S.H.
El primer rayo de sol es inoportuno casi siempre -no se ocurre cómo contradecirte por más que lo intento, S.H-; además es intrusivo, violentamente intrusivo.
ResponderEliminar¿Existe "intrusivo"?
Espero que sí.
Pero creo que no.
esto no me deja postear un comentario como yo (yo) pero ta...lo pongo como anonimo dice, pero que tengas claro que no soy anonimo dice, soy yo.
ResponderEliminarme gustan los finales de tus poemas y este no fue la excepcion
salu botija,
Txus
Gracias, gracias No-anónimo dijo; todo elogio a mis finales es bienvenido.
ResponderEliminarHay que escupirlos: escupir es todo lo que puedes hacer.
ResponderEliminarYo los vomito, pero siempre me termino manchando la ropa.
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