Hay
una tendencia que a mí se me hace indiscutible: tendemos a hacerle voluntariamente
menos daño a las personas más cercanas a nuestro sentimiento que a aquellas que
no lo están. Dicho de otro modo: no le hacemos esas cosas horribles que le
hacemos a un desconocido a uno de nuestros amigos. Esto sucede en la mayoría
abrumadora de la población. Intentamos no perjudicar a nuestra familia, a
nuestros amigos, a las familias de nuestros amigos. Y en la mayoría de los
casos, lo conseguimos.
Esta
tendencia me hace notar que a los desconocidos, a aquellos fuera del círculo de
nuestro amor, los tratamos a veces sin piedad, sin miramientos; sin siquiera
pensar si está bien o mal lo que les hacemos. Sin medir consecuencias.
Esto
me hace pensar entonces que los que no estamos muy conformes con cómo van las
cosas, tendríamos que conseguir correr esa línea que delimita a los queridos de
los desconocidos, logrando que les hagamos cosas desleales a menos personas y
menos personas intenten perjudicarnos. Hacer la convivencia más agradable y más
justa.
La
militancia que propongo, según me doy cuenta ahora, se resume en: tener más amigos.
Ser
amigo de más gente. Y que otra gente se haga amiga de más gente. Y tratar a la
gente según su nueva condición.
Pongo
mi espalda para que se me pegue un cartelote enorme de ingenuo anarquistamente idealista que piensa bobadas, pero yo voy a
seguir esto que propongo aunque sea el único que lo haga.
Después
se verá.
A veces planteas las cosas con tanta simpleza que me da bronca
ResponderEliminarpero estoy de acuerdo
igual aprontate porque la etiqueta se te viene encima seguro =)
habra que empezar la militancia señor.
Txus
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSupongo que eso de la bronca es un elogio =)
ResponderEliminarAsí que gracias gracias gracias.
Y te mando un beso grandote y espero estés pasando buenazo en estos días. Vamo y vamo.
Hay que agrandar ese círculo, correr la línea más para allá. ¡Aprovechá tu continente para hacerlo!
Salú.
Hau da oso ederra: bakea, maitasuna eta lagunak. =)
ResponderEliminarZorionak Darío!!!!
Gero arte =)
=)
ResponderEliminarEskerrik asko Maite, baina ez da "bakea eta maitasuna" Bueno, maitasuna puede ser. En el fondo ¿no? Bai, noski. Da maitasuna.
Bueno, y paz también ahora que pienso.
Gracias =)
¡A militar Darío!
ResponderEliminarBien vos =)
Besos de año nuevo
SH
Asumo que debe tener usted una espada ancha. Bien por usted
ResponderEliminarSaludos!
Asumo que debe tener usted una espada ancha. Bien por usted
ResponderEliminarSaludos!
Muy ancha no es. A lo mejor conviene que me pongan carteles más chiquitos =)
ResponderEliminar¡Abrazo!
Me gusta mucho tu manera de pensar
ResponderEliminarvoy a seguir recorriendo el blog
Saludos!
Recorra nomás, Anónimo dijo... ojalá te guste =)
ResponderEliminarSaludos para vos
Leí esto que voy a compartir acá, y me acordé de tu post:
ResponderEliminar“Darwin hizo su famoso viaje en el Beagle alrededor del mundo, que duró cuatro años, uno de los cuales lo pasó en la Patagonia. Allí, en el extremo sur, detrás del canal que ahora se llama del Beagle, está la Tierra de Fuego. A los indígenas se les llamaba fueguinos. Darwin los visitó y se quedó horrorizado por su crueldad. Dentro de su propia familia se ayudaban unos a otros, se querían, eran tiernos y solidarios. Pero cuando tropezaban con alguien de otra tribu, inmediatamente se liaban a golpes. Al perdedor se lo llevaban arrastrado por los pelos a casa, donde lo entregaban a los niños para que se divirtiesen sacándole los ojos. No les daba la más mínima pena y se reían cuando la víctima chillaba. También le había impresionado el maltrato que se daba a los esclavos en Brasil. Darwin llegó a la conclusión de que la compasión solo se aplicaba originariamente a los parientes más próximos. Sentíamos su dolor como nuestro, pero no el de los otros. Con los demás había una relación de guerra casi constante. Decía Darwin que el progreso moral posterior había consistido en la expansión del círculo de la compasión para abarcar primero a los vecinos, luego a los de la misma etnia y más tarde a los del mismo sexo, o raza, o país. Pensaba que esta expansión debería continuar hasta llegar a su lógica conclusión, es decir, hasta que el círculo de la compasión abarque a todas las criaturas capaces de sufrir.”
Jesús Mosterín; filósofo español.
Estoy impresionado. Quiero que lo sepas.
ResponderEliminarMuy impresionado.