martes, 11 de marzo de 2014

He estado observando.


He estado observando.

He observado que “tener”, e incluso “conocer”, son palabras que representan conceptos engañosos, que parten de la estaticidad del Ser, que es una idea tan falsa como denigrante: nunca llegamos a tener a alguien, nunca tuvimos a nadie ni lo tendremos; ni siquiera logramos conocer a quien está más cerca de nuestro sentimiento. Siempre hay una sorpresa, un acto “que no es propio de ella”, siempre hay una traición –que no suele ser otra cosa que un cambio de opinión sin previo aviso-; siempre hay algo que con horror vemos cambiar y, frecuentemente, irse.

Bueno, pues no. No hay tal cambio. Nadie es uno; somos mucho, che, somos demasiado como para elegir el primer número entero mayor a cero para representarnos. No podemos conocer  nunca a nadie totalmente. Y sospecho que no conocer totalmente, es no conocer.

Eso me llevó a pensar si podemos realmente amar a alguien en estas condiciones de extranjería, o si amamos lo que proyectamos de nosotros mismos, en el otro.

Es entendible, supongo, porqué detuve acá mi razonamiento.

8 comentarios:

  1. me gusta mucho esto pero no me gusta que detengas tus razonamientos
    no detengas mas tus razonamientos

    me oiste?

    Txus

    ResponderEliminar
  2. Sabés que? Me despertaste un sentimiento de paranoia importante

    No se si era tu intención, pero así fue.

    Me gustó. Me gusta que observes :)

    Y que compartas.

    SH.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a ambos, pero por separado. No sea cosa que las gracias se les entremezclen y les lleguen mal.

    Abrazos muchos :)

    ResponderEliminar
  4. Me gusta tu razonamiento, aunque no le tengo ningún respeto. Nada personal, pero no creo que ningún razonamiento pueda perdurar en el tiempo sin volverse una estupidez.

    Hecha esta aclaración, coincido en que para amar hay que conocer y que conocer es un concepto engañoso, porque como humanos estamos destinados al cambio constante, al igual que cambia constantemente la naturaleza, la cultura, la economía, las galletitas y la numeración de los canales de cable.
    Pero mientras el otro cambia, o se deja conocer muy gradualmente, también cambia uno mismo, o toma consciencia de nuevas complejidades y contradicciones ocultas. Entonces también la proyección de uno mismo en el otro varía con el tiempo.

    Pero yo creo que cuando se ama, se ama a pesar de y gracias al cambio. Siempre debe haber algo más porque no somos seres completos. Toda nuestra vida se rige por algún tipo de misterio. La filosofía, la ciencia, la religión, el fútbol, las mujeres, los hombres, el huevo o la gallina. No sabemos un carajo de nada. Y cuando creemos entender algo, siempre hay algo más allá. Un cambio de paradigma o un celular con aire acondicionado. Y eso está buenísimo, si no la vida sería un garrón.

    Amar es conocer, pero no tener el conocimiento de algo completo. Sino el propio proceso de conocer.
    Creo que de eso se trata todo. Aunque suene algo cursi, este es mi razonamiento inteligente del día. Mañana será una idiotez.

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Qué lindo texto! El hecho es que también existe el conocmineto del cambio, anarco de miércoles.. jaja..
    pero yo creo, y lo leo así, y sin desmerecer tus palabras, que esto está escrito como literatura y que no tenés demasiado interés en afirmar o negar la idea. No sé. Está muy bueno.

    ResponderEliminar
  6. Esto en realidad originalmente era una carta de Aurelio Fagúndez dirigida a mí, de la cual me apropié, al igual que de sus poemas.

    Salvo por lo que dice en el último párrafo, Polanesa, estoy completamente de acuerdo con usted.

    Y me asombra la astucia del mago de oz(car) para oler literatura donde la hay, sin detenerse en el olor a afirmación, negación y filosofía de cuatro pesos con el que intenté taparla.
    Buena intuición la suya, anarco de Jueves...

    Besos para ambos. O abrazos, si les parece demasiada invasiva mi muestra de afecto.

    ResponderEliminar
  7. Ta lindo escrito ché. Muy bueno el final.

    Pregunta: ¿Entonces como que venimos siendo no?. Digamos que sí: una cagada. Porque ahí a uno se le ocurre preguntarse ¿qué venimos siendo?.

    ResponderEliminar
  8. Sí, yo creo que somos algo, y enseguida, o al ratito, otra cosa.
    Me gusta eso igual. Yo que sé.
    Hay que tomar vino y pensar menos.

    ResponderEliminar