Hoy en el 522
ví a una muchacha hermosa;
hasta mochila linda tenía,
era de esas que tienen
cuadraditos blancos y negros
(la mochila, claro está).
Me miró una vez,
y le alcanzó para saber
que yo no era
el hombre de su vida.
Yo la miré 238 veces,
para darme cuenta de lo mismo.
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