sábado, 1 de enero de 2011

Hablan

Hablan.


Veo dos pajaritos en la plaza,

dando saltitos graciosos,

uno sigue al otro,

y chillan

dulcemente.


Hablan. Un tipo dice no sé qué,

del fin del mundo, de los mayas,

de los extraterrestres

y de lucifer.


Los pájaros vuelan,

pero al rato vuelven;

no sé si serán los mismos,

pero hacen lo mismo.


Hace rato que no hablo,

hace rato que no miro,

pero ya habrá alguien que lo haga por mí.


Hablan.


Los pajaritos se fueron de nuevo;

podría decir que me fui con ellos,

pero no sería cierto.

Es que se está muy lindo acá,

mirando,

sino, hubiese volado.


Decenas de árboles que nos dan sombra,

hojitas que se mueven,

despreocupadamente

con la brisita esta que sopla.


Hablan. Los Mayas.


El pasto es lindo. Tiene ese verde amarillento,

seco y melancólico.

Mierda, pensar que yo crecí acá,

en esta misma plaza, en este mismo lugar.


Hablan. Profecías.


¡Los pajaritos!

saltan, vuelan;

en serio parece que se persiguieran.


Hablan.

Pienso.


Me viene el calor.

Me saco la remera, el pantalón;

me desnudo.


Hablan.


Me arranco la piel

con mis uñas de lobo;

me expongo en carne viva

y no es suficiente.


Hablan.

Aúllo


Nadie ve nada.

Será que la piel en mi mano es transparente.

2 comentarios:

  1. O_o Como se pasa de un relato de pajaritos a arrancarse la piel?
    raro
    raro hasta para tus estandares.
    Pero bien.

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  2. Sucede. Estaba en un lugar llamado "la plaza de los muertos". Pudo ser peor.

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