Antes escribía cosas que me causaban gracia porque me parecía lo único que valía la pena.
Después me enamoré de Florencia, pero ella estaba enamorada de otro, y ahí me di cuenta que el amor –en especial el amor negado- es un tema inevitable.
Y se murió mi abuelo, y me di cuenta que lo peor no es enterarse que alguien que querés y te acompañó toda tu vida se murió, sino descubrir en los actos más mundanos que no va a estar más y que el mundo sigue andando como si nada. Escribir sobre esa sensación, o motivado por esa sensación, también es inevitable.
Y ahora no solo escribo cosas que me causan gracia, pero cuando lo hago, me produce más placer y lo hago con más entusiasmo. Mis carcajadas parecen desesperadas, pero son carcajadas nomás.
Estoy demasiado lejos para oir tus carcajadas pero las mias por lo menos si son desesperadas
ResponderEliminarMe gusto, como siempre