Me encanta que me pegues con tu bolso en las piernas
mientras intento pasar;
me gusta sentir la punta de tu paraguas
contra mis costillas.
Contengo el orgasmo
ante cada uno de tus intentos
por atender el celular,
y gimo cuando tu codo roza mi mentón
con tanta violencia.
Cuando decís “con permiso”
y me pegás una patada,
siento un placer cochino
difícil de verbalizar.
El vaivén del ómnibus
y tu matera en mi espalda
hacen que miedo y erotismo
sean sinónimos.
Cuando llega Millán y Raffo,
y se bajan casi todos,
mi pene se pone flácido,
y se termina la diversión.
Busco en vano, contacto,
violencia, maltratos,
dolor.
Pero lo único que encuentro
es espacio libre, asientos,
ventanas, cortinas,
y pocos pasajeros a mi alrededor.
Quedan menos de diez minutos de viaje,
amargos, suaves,
melancólicos.
No habrá más golpes hasta el día siguiente. Y qué triste
que el día siguiente aun no es hoy.
jajajaja y más jajajaja y más jajajajaja.
ResponderEliminar¡Cuántos jajajáses!
ResponderEliminarEs buenísisisimo... !!!
ResponderEliminarhasta daría para ponerle musiquita, jaja.
Además MUY original posicionarte desde el masoquista, porque las impresiones de las "víctimas" sobran y son más que conocidas...
"Detesto cuando entre tantos asientos elegís el de mi lado, y así me pego contra la ventana del bondi cual sudorosa sopapa cada vez que tu obeso ser se despatarra en el asiento del pasillo sin dejarle espacio a mi flaco ser"
"Detesto no tener un casco de soldado o mascara antigas cada vez que vos,astuto viajero de pie aprovechas una frenada del bus para rozar tu bulto sobre mi cabeza cuando voy sentada del lado del pasillo"
"Detesto cuando vos, madre pelotuda, no llevas ni un puto bolso y te dignas a ocupar el único asiento que queda con tu pergenio de 2 años bien pudiendo llevarlo aupa"
Saludos!
Nunca antes me habían felicitado por posicionarme como masoquista!!!!! que orgullo!!!
ResponderEliminar:)
Gracias Gregoria!!