Cuando salió la tercera zanahoria de la galera, el mago miró de reojo al público y no pudo ocultar una gota de sudor que caía, zigzagueante, contorneando su cara, de frente a mentón.
Desde el público un conejo se trepó al escenario con alguna dificultad, dando saltitos. Poco a poco el resto de los conejos espectadores también treparon al escenario y comenzaron a comer violentamente las zanahorias que habían quedado alrededor de la galera; luego, enfurecidos, tomaron las que estaban dentro. El mago, aterrado, corrió hacia camarines. Los conejos no tardaron en alcanzarlo.
Es que hay conejos que están apuradísimos y usan reloj de bolsillo.
ResponderEliminarTerrorífico =)
Y a esta altura no sé si es peor perseguir al conejo apurado, o ser perseguido.
ResponderEliminarSer perseguido, ser perseguido.
Desconfío de los conejos.
ResponderEliminarLos conejos son lindos. En su mayoría. No juzguemos por un grupo que no es nada representativo de la totalidad.
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