Odio
cuando llegás con esa sonrisa tuya
y
me arruinás la tristeza recién pintada;
o
cuando llegás pisando fuerte
y me despertás la noche,
y me despertás la noche,
tan
feliz, tan a las risas, tan resuelta.
Odio
que aparezcas al costado de mi cama,
mientras
duermo;
odio
soñar que estás ahí parada,
mirándome
soñar con vos.
Odio
que me mires dormir, al costado de mi cama.
¡Salí!
No
me soples cuando duermo.
¿No
ves que se me vuelan los sueños?