lunes, 8 de diciembre de 2014

Ojitos brillosos frenéticos


Ayer soñé que te decía cosas, 
en un lugar desconocido,
sentados en un sillón
que ni vos ni yo tenemos.

Soñé que te decía
que más allá de tu lindura que eriza,
y de eso que hacés
cuando te acomodás el pelo,
lo que más me gusta
es la carita que ponés,
cuando a propósito,
te hago preguntas
difíciles de contestar.

Soñé que te confesaba
que te preguntaba cosas
sólo para ver tu cara pensativa,
tu gesto de "esto no lo había pensado",
tus ojitos brillosos en movimiento,
de izquierda a derecha,
de allá para acá.

Pensás muy lindo, la verdad. 

Esto no te lo dije en el sueño;
te lo digo ahora:

te cambio todos los libros de Borges
y todas las canciones que me gustan
-y si no te alcanza,
también los helados de limón
que podría tomar de acá a que me muera-,
por un ratito más.
Un ratito más de vos
con tu cara de estar pensando.

Para todo lo demás,
no sé si me quedará
algo para ofrecerte.

Mirame.

Y ya que estamos,
decime qué te parece:

Si no existiera
el dolor ni la muerte
¿existiría el miedo?



Ojitos brillosos frenéticos.