Primero
lo primero. Sebastián Pina me lo advirtió y yo no le hice caso: “no te metas en
grupos de whatsapp, Darío. En serio”.
Esto que escribo tiene un público objetivo bastante reducido: hombres usuarios de whatsapp que
estén en un grupo de whatsapp compuesto exclusivamente por otros hombres con
los que no tienen un conocimiento profundo. Por ejemplo: un grupo de whatsapp de
compañeros de trabajo o ex compañeros de trabajo, un grupo de amigos que se ven
poco o, como es mi caso, un grupo de compañeros de fútbol, donde conviven
amigos cercanos con conocidos, con amigos de conocidos que nunca vi en persona,
etc.
Cuando
estábamos en el liceo, digamos, en tercer año, era muy fácil saber cuál de
nuestros compañeros era sexualmente activo y cuál no. No únicamente a través de
relatos de quienes lo eran o decían serlo, sino a través de conductas. Es fama
que aquel que más chistes sexuales de doble sentido hace es el que menos coge.
A esa edad es inversamente proporcional. Hay estudios. De prestigiosas
universidades. Acá justo no tengo ninguno conmigo. Pero hay.
Mi
relativamente nueva inmersión en las profundidades de whatsapp me ha hecho
pensar en algunas cosas. Por ejemplo en que ese patrón se repite, capaz
veinte años después. La mayoría de los miembros del grupo de whatsapp que desató toda
esta reflexión son hombres casados o en pareja hace ya unos años. En el
grupo este ya no hay, como en tercero de liceo, quien diga “fa, anduve con
esta, y con aquella, y con la otra” por más que la mayoría de las veces fuera
mentira y, “andar” fuese darse besos al costado de la
adscripción. O sea que no hay un aviso de “fua, loco, no saben cómo ando
cogiendo”, pero sí hay, por el contrario, indicios de insatisfacción sexual.
De
la misma manera que en tercero de liceo en la clase de inglés la oración
“Pete goes to the supermarket” era leída como “pete goes tu de supermarket” y
producía un sinfín de comentarios graciosos con “Pete” que denotaban
falta de actividad sexual, algo similar pasa con el envío sistemático,
abundante, molesto y exagerado de videos y fotos pornográficas en los grupos de
whatsapp antedichos. Luego del tercer video de una rubia de espaldas
en la ducha que al darse vuelta resulta ser un travesti me di cuenta que algo
andaba mal.
Es
decir: ¿qué te lleva a pensar que eso es gracioso y que sería divertido
compartirlo? Algún tipo de insatisfacción. O carencia. Carencia
de ejercicio en las ramas del árbol biológico.
Ojo, no juzgo la ausencia de actividad sexual: juzgo ,y como algo negativo, lo que se hace con ella. A la hora de sublimar, mejor es compartir citas de Heidegger o reseñas de películas que te gustaron que fotos de rubias que resultan ser travestis bañándose acompañados de un “jaja” o directamente señoritas metiendo cosas por sus cavidades.
Ojo, no juzgo la ausencia de actividad sexual: juzgo ,y como algo negativo, lo que se hace con ella. A la hora de sublimar, mejor es compartir citas de Heidegger o reseñas de películas que te gustaron que fotos de rubias que resultan ser travestis bañándose acompañados de un “jaja” o directamente señoritas metiendo cosas por sus cavidades.
Ansío
el día en que me lleguen videos con una tabla de pronombres personales en
alemán para memorizar, una foto con la portada de un libro que me recomiendan o
una reseña de alguna película que les parezca buena.
Y
lo mismo a la inversa. No me molestaría que digan “Bo, Darío debe estar
cogiendo poco: hace una semana que está mandando enlaces para aprender
Esperanto gratis en internet”.
Yo
no digo que no sublimemos. Digo de sublimar mejor.
Sublimar escribiendo en un blogspot por ejemplojjhaha toma te adjunto esto http://img.desmotivaciones.es/201107/_voodoo.jpg
ResponderEliminarEscribir a secas nomás ya cuenta :)
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