Mi abuelo era de Nico Pérez. Mi abuela, de
Peñarol.
Nico Pérez, me contó mi abuelo, fue la primera
localidad que tomó Aparicio Saravia cuando empezó su revolución. Aparicio
Saravia y los suyos perdieron esa guerra, entre otras cosas, porque las fuerzas
coloradas de Batlle se desplazaban más rápido, en ferrocarril.
Mi abuelo se vino a Montevideo y trabajó en el
ferrocarril. Por trabajar en el ferrocarril conoció a mi abuela, en Peñarol.
“¿Quién es la de rojo, que viene prendiéndose fuego por ahí?” me contó que le
dijo a alguien, la primera vez que la vio.
Se mudaron luego a Las Piedras. Construyeron una
casa donde antes había nada. Tuvieron dos hijos. Mi tío y luego mi mamá.
Regresaron a Montevideo años después. Mi mamá conoció a mi papá, que vivía en
Colón. Se mudaron todos juntos. Vivieron por ahí y por allá. Hasta que al
final, se dio que volvieran a Peñarol. Nací yo. Nació mi hermana. Viví con mis
abuelos hasta que se murieron. Algunos de mis amigos son nietos de trabajadores
de AFE, amigos de andanzas de mi abuelo. Jugué al fútbol con nietos de
familiares lejanos de mi abuela, también de Peñarol.
Una vez en el galpón de casa encontré un cofre.
Era un cajón, pero tenía candado y es más lindo decirle cofre. Había novelas de
cowboys. Me parece eran de mi padre. Estaba en la escuela y hasta ese momento yo
había leído dos libros en toda mi vida. Me los leí todos a la hora de la siesta
en unas pocas semanas. Mis padres se dieron cuenta y empezaron a regalarme
libros. Empezaron por Julio Verne. Luego fueron mejorando.
El nieto del de Nico Pérez y la de Peñarol, les
salió lector y escritor.
En Peñarol el lugar más representativo es la
estación del ferrocarril. Queda en Aparicio Saravia y Shakespeare.
Ayer me preguntó alguien, asombrado, que por qué
quería volverme a vivir a Peñarol si el Centro es lo más cómodo que hay. Con
una rambla tan linda. Todo cerca.
Mi respuesta necesitó de más palabras. Pero debí
haber respondido esto: Ferrocarril, Aparicio. Abuelos. Hijos. Nietos. Libros. Yo.
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