lunes, 25 de julio de 2011

Techo cuarto menguante

Cojo poco y pienso mucho;

eso es nunca

una buena ecuación.


El frío de la mañana

me distrae,

el solcito de la tarde

me contiene


pero las nochecitas,

interminables,

y silenciosas,

-¡mierda que son silenciosas!-

cada vez me entristecen más.


Es una tristeza agridulce,

o tal vez es amarga

y yo masoquista,

pero al final, ¿sabés qué?

Te termina gustando.


Estas noches son un sofá,

uno cómodo, profundo,

de esos que te hunden,

agradablemente,

cómodamente,

silenciosamente,

en su interior.


Mi luna es un techo.

¿Cómo no va a ser mi luna un techo,

si ya ni abro la persiana?


Hundido en el sofá

no se mira para afuera.

4 comentarios:

  1. Che, anda bien el aurelio?

    reportese hombre que se lo extraña

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  2. Aurelio está muerto. Yo de vez en cuando refloto sus poemas y los cuelgo acá. Él me dio esa potestad. =)

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  3. Una duda: ¿el solitario que labura de noche es melancólico de día?
    Yo yo, como dijo Felisberto, soy un burgués de la angustia.. jaja..
    Por cierto, me gustan mucho las porquersías de este muchacho.
    Saludos!

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  4. Debe ser difícil la melancolía diurna; la noche colabora mucho con el entristecerse. No tengo muy en claro como funciona el asunto.
    Se hace lo que se puede. =)

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